Desde el año 2005 se viene observando esta especie exótica invasora en las aguas litorales de la Región de Murcia. Su sorprendente capacidad de crecimiento y de multiplicación lo convierten en un peligro para la biodiversidad autóctona de nuestros fondos marinos.

    Las especies invasoras son organismos introducidos fuera de su área de distribución original que pueden alterar la estructura y funcionamiento de los ecosistemas ocupados y provocar daños tanto ecológicos como socioeconómicos y sanitarios.

    Según el primer registro de especies invasoras de Europa (Daisie, Delivering Alien Invasive Species Inventoires for Europe), un total de 11.000 especies alóctonas de microorganismos, plantas y animales terrestres y marinos habitan en Europa en la actualidad. En concreto, España cuenta con 1.400 de estas especies.

    La presencia de especies invasoras constituye una de las mayores amenazas para los ecosistemas terrestres y marinos del mundo. De hecho, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se considera la segunda causa de pérdida de biodiversidad después de la destrucción directa de los hábitats. La llegada de una especie alóctona a un ecosistema puede convertirse en una amenaza para los organismos nativos, desplazándolos de su hábitat, compitiendo por los mismos recursos e, incluso, depredándolos.

    El mar Mediterráneo es el área más afectada por invasiones biológicas de especies marinas junto con la bahía de San Francisco y los mares Báltico y Negro. Alberga, aproximadamente, 750 especies invasoras. La introducción de estas especies puede deberse a su dispersión activa a través de vías naturales, como el estrecho de Gibraltar, o a la acción humana, ya sea de modo intencionado o accidental. No obstante, está demostrado que la actividad antrópica acelera significativamente la tasa de introducción.

    La presencia de especies invasoras constituye una de las mayores amenazas para los ecosistemas y océanos del mundo, considerándose la segunda causa de pérdida de biodiversidad después de la destrucción directa de los hábitats.

    Uno de los principales vectores de introducción en el Mediterráneo es el transporte marítimo en el que las especies se trasladan adheridas a las quillas, cascos o anclas de los barcos, o en el agua de lastre de las embarcaciones, cuyo vertido al mar supone la descarga de estos organismos invasores. Otros vectores importantes de introducción son las obras e infraestructuras que rompen fronteras naturales (como la apertura del canal de Suez), la acuicultura, las artes de pesca y el fondeo no controlado de embarcaciones.