Jilguero
Jilguero
BIOCYMA- Murcia enclave ambiental

    Determinados colectivos humanos, generalmente procedentes del medio rural o agrícola, han desarrollado durante décadas una arraigada afición por el peculiar canto de algunas especies de aves silvestres. Las personas que comparten la afición o costumbre de capturar estas aves se conocen como silvestristas, si bien algunos de sus miembros prefieren otras denominaciones más genéricas como 'pajareros' u 'ornitólogos', sin duda mucho más amplias e, incluso incorrectas. La manifestación sociocultural de la actividad se traduce en la creación de sociedades 'ornitológicas' ó 'pajariles', la implementación de prácticas de entrenamiento para aves, el establecimiento de criterios de valoración sobre la calidad del canto, la invención de técnicas de captura, celebración de concursos y muestras de canto, etc.

    La captura de fringílidas silvestres para el canto en la Península Ibérica se reduce a cuatro especies; verderón común (Carduelis chloris), verdecillo (Serinus serinus), pardillo común (Carduelis cannabina) y jilguero (Carduelis carduelis), existiendo diferencias territoriales sobre cuales son las más apreciadas. En la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia únicamente existe afición considerable por la captura de jilguero y de pardillo común, este último principalmente entre los aficionados de localidades del interior y Noroeste de la Región.

    Se trata de una peculiar actividad con significativas diferencias respecto a la caza y otras aficiones con aves. En relación a la colombicultura o la cetrería, el principal aspecto diferencial es la necesidad de realizar capturas de individuos silvestres. Este hecho tiene su origen en aspectos de índole costumbrista, aunque también por resultar de menor calidad el canto desarrollado por individuos criados en cautividad. Por otro lado, si se compara la actividad silvestrista con la mayor parte de modalidades cinegéticas es evidente la diferencia; todas ellas implican la captura con muerte de individuos de distintas especies, mientras que el objetivo de la captura de fringílidas es la cría en cautividad de los individuos capturados.

    En la actualidad, las autorizaciones para la práctica de esta actividad en España se emiten desde las Comunidades Autónomas, promoviendo así el mantenimiento de una actividad tradicional ligada al medio rural y fuertemente arraigada en algunas comarcas.

    Es imprescindible garantizar el mantenimiento de las especies a corto y largo plazo, por lo que se establece un cupo máximo de capturas estimado como 'soportable o poco significativo' para las poblaciones. Este cupo debe respetarse y distribuirse entre el conjunto de aficionados que solicitan permisos de captura cada año.

    Para la regulación efectiva de la actividad es preciso, en primer lugar, vigilar el cumplimiento de la normativa (periodos de veda, áreas permitidas para la captura, técnicas autorizadas, etc.), así como el número de capturas finalmente autorizadas a cada silvestrista. Por otro lado, resulta imprescindible establecer unos cupos de captura soportables por las poblaciones en función de la abundancia y evolución reales de las poblaciones. Con objeto de disponer de información sobre estos parámetros se realizaron durante 2007 estudios de campo, principalmente orientados a estimar la abundancia de jilguero y pardillo común en el conjunto de la Región de Murcia (Vidal et al., 2007).

    En este sentido, la Administración regional autoriza la captura de dos especies de aves fringílidas: jilguero y pardillo común. El colectivo de silvestristas en Murcia supera con creces el millar y sus miembros se distribuyen en asociaciones locales, por barrios o municipios, en casi todo el territorio regional. Las comarcas donde se presentan mayor número de aficionados son la Comarca del Noroeste, Vegas del Guadalentín y Segura, Campo de Cartagena y Mar Menor. La excepción más destacada es la comarca del Altiplano, donde no resulta frecuente ni tradicional esta práctica cinegética.