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NATURALEZA

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El palmeral

Palmera datilera, del palmeral de Abanilla
Palmera datilera, del palmeral de Abanilla
Murcia enclave ambiental

La palmera Phoenix datilífera forma parte integrante de los paisajes españoles más bellos, y Abanilla, municipio del noroeste murciano de unos 7.000 habitantes y apenas 230 km2 de extensión, alberga entre sus riquezas naturales uno de los mayores palmerales del sur peninsular.

La palmera datilera procede, al parecer, de Arabia, según se cuenta "hacia el año 756 dc, el Califa Abderramán I, plantó con sus propias manos una palmera datilera en el jardín de su palacio cordobés como homenaje a su añorada Arabia". Según la leyenda todas las palmeras españolas procederían de este árbol plantado. Pero lo cierto es que no se tiene conocimiento certero del momento de su introducción en Abanilla, aunque ya en las Ordenanzas de 1422 se cita la palmera datilera como cultivo de la zona.

Su masiva presencia en Abanilla, está potenciada por el clima árido de esta zona murciana en la que la temperatura media anual ronda los 20 grados y durante 80 días al año, la temperatura es superior a 30º.

En la zona, el palmeral se localiza principalmente en una franja constituida por la Vega del Río Chícamo, así como en las zonas de cultivo. Las zonas con mayor densidad son las de "La Huerta", franja del Chícamo entre la pedanía de Mahoya y la carretera Abanilla-Fortuna, la zona de "El Salado", un amplio palmeral formado por individuos distanciados entre si y por agrupaciones de palmeras no muy densas, o la zona del "Río Don Pedro", paraje también de las márgenes del Río Chícamo. Otras zonas en la que se puede observar un buen palmeral son los márgenes del arroyo El Zurka, pedanías de Macisvenda y el Tollé.

Los trabajos tradicionales en la palmera, la poda, recogida del dátil o preparación de la palma, aún pueden observarse en Abanilla. La poda se realiza principalmente en el mes de julio efectuándose al mismo tiempo el clareo de frutos y el apartamiento de racimos; el clareo de frutos es necesario para aumentar el tamaño del dátil, mejorar su calidad y asegurar una adecuada floración al año siguiente.

El apuntalamiento de los racimos consiste en atarlos a los raquis de una o dos hojas para disminuir los riesgos de fractura de la vaina floral, que si se rompe provoca el arrugamiento y pérdida del racimo.

En la actualidad, el arranque ilegal de palmera datilera, al ser considerada como especie protegida, está penalizado y su futuro en Abanilla pasa por una rentabilización adecuada de sus productos.