De él se ha llegado a decir que es 'el río más salvaje de Europa', de ahí que los árabes lo llamaran Wad-al-littin (río de fango y lodo), topónimo que alude a los aportes sólidos de sus catastróficas avenidas. La torrencialidad del Guadalentín es debida a la extremada climatología del Sureste, la escasa vegetación y las acusadas pendientes de las ramblas y torrenteras que lo nutren. Sin embargo, y a pesar de ubicarse en un ambiente de extrema aridez, en su regazo se ha forjado una importante cultura del agua.

     La cuenca del Guadalentín se abre paso entre terrenos de aluviones. Este río se caracteriza por su gran irregularidad, que es propia del clima semiárido que se padece en esta región del Sureste tan próxima al trópico, una circunstancia que queda demostrada en el hecho de que en ocasiones ha recogido crecidas de hasta 3.000 metros cúbicos por segundo y de que su cauce, ancho y poco profundo, apenas lleva un hilo de agua normalmente. Las que correrían por él de forma natural quedan actualmente embalsadas en los pantanos y bajan canalizadas por la Real Acequia de Alcalá hasta las huertas de Lorca desde Tercia a Sutullena, Marchena o Tamarchete.

     El Valle del Guadalentín se forma en la parte central del curso del río, a su paso por la Región de Murcia, que discurre por el ramal de la rambla Viznaga que ocupa el fondo de la fosa tectónica prelitoral que separa las sierras Sub-Béticas de las alineaciones montañosas que nos separan de la costa: Carrasquilla y Almenara.

Murcia en clave ambiental Nº 4 en PDF