Cebollas tiernas, especiales para ensaladas
Cebollas tiernas, especiales para ensaladas
Julio Pedauyé

    En el mes de marzo, tras el frío y húmedo invierno en la huerta, alargan los días y las temperaturas comienzan a elevarse. Es tiempo de que los huertanos, continuando con una tradición milenaria, comiencen a sembrar las que serán sus primeras cosechas del año: alfalfas, cebollas, ajos, puerros, garbanzos, judías o habichuelas tempranas, maíz, calabacines, patatas tempranas e incluso tomates, que habrán de ser cobijados para protegerlos de las eventuales escarchas.

    También se hacen los plantones de los árboles cítricos (naranjos, limones, mandarinas, pomelos, etc.) y se entierran los bulbos y semillas de las flores de otoño.

    La primera cosecha de la huerta es la de las habas que además sirve como anuncio de cómo será el año: si las habas son buenas y abundantes anuncian un buen año de cosechas, ya que se debe a que el invierno ha sido lluvioso y, sobre todo,  frío, y que por tanto las plagas serán menores.

    Antiguamente, en este mes también se cortaba el agua de las acequias para hacer la monda, tarea que consistía en limpiar de maleza las acequias con el fin de facilitar el paso del agua para riego.

    Cada huertano tenía asignado un tramo de la acequia a mondar, mayor o menor en función de la cantidad de tierra que regaba de dicha acequia. Eran otros tiempos. Actualmente, por las acequias casi nunca corre agua y, además, ya no hay interés en mondar las acequias porque quedan pocos que cultiven la tierra. La consecuencia es que el abandono de las acequias es cada día mayor, lo que dificulta enormemente el riego cuando llega la ansiada tanda y, además, se malgasta mucha más agua.

    También los primeros viernes del mes de marzo se llevaban a Santa Catalina del Monte las simientes de los gusanos de seda y, a continuación, se empezaban a prepara los zarzos para su crianza al mismo tiempo que se avivaba la simiente metiéndola en los pies de la cama por la noche o sacándola al sol durante el día.

    En marzo brotan las moreras, los granados y los jinjoleros, tres árboles caducifolios que abundan en nuestra huerta; borran las parras; florecen en los huertos los frutales: membrilleros, perales, nispoleros, naranjos, limoneros, palmeras, acerolos, manzanos, albaricoqueros, melocotoneros, ciruelos; cuajan los albaricoques, ciruelos y almendros.

    Las primeras rosas huertanas, grandes, exuberantes, barrocas, hacen su aparición con sus múltiples colores y su embriagador perfume que inunda huertos y jardines. ¡Qué diferencia con las relamidas flores que se venden ahora en las floristerías, con sus orgullosos tallos largos pero mudas de olor!