Lagartija cenicienta
Lagartija cenicienta
Vicente HERNÁNDEZ GIL
Lagartija cenicienta
Lagartija cenicienta
Vicente HERNÁNDEZ GIL

      La Lagartija Cenicienta es una lagartija pequeña, cuyo cuerpo mide unos 4 cm siendo mayores las hembras que los machos. Presenta un aspecto grácil y delgado, y es muy veloz en la carrera. Las escamas del dorso y la cola se encuentran imbricadas, a modo de tejas, y carenadas. El color de fondo del dorso varía desde el gris ceniza al pardo oscuro, con líneas dorsales blancas o amarillentas, normalmente interrumpidas y flanqueadas por manchas oscuras, produciendo un aspecto general como de cuadritos blancos y negros. Existe una notable variación en el dibujo, pudiendo estos cuadros reducirse a simples puntos o casi desaparecer en algunos ejemplares. En las extremidades aparecen lunares claros durante el celo, y tras el primer par, manchas de color azul intenso, alineadas al borde de las escamas ventrales.

Hábitat y distribución

      A la Lagartija Cenicienta la podemos encontrar preferentemente en zonas secas, abiertas, con matorral disperso, de monte bajo, tomillares, espartales, y en saladares. Abunda también en eriales y áreas degradadas.

      Se trata de un endemismo ibérico, faltando en el norte peninsular, y adentrándose en el sur de Francia por su litoral mediterráneo. En Murcia puede observarse en toda su extensión geográfica, incluyendo poblaciones insulares en las islas del Barón, la Perdiguera y El Ciervo.

Costumbres

      Es muy inquieta, corriendo velozmente de un arbusto a otro, en busca de refugio al verse sorprendida, por lo que es difícil descubrirla. Si es capturada emite un chillido agudo, apenas audible. Su comportamiento escondidizo, su rapidez en la huída, y la falta de una prospección específica, quizás sean las causas de la falta de citas para esta especie en Murcia, pues su hábitat preferente, los terrenos secos, abiertos y con vegetación dispersa se encuentran muy extendidos en la región.

Protección y Conservación

      No parece globalmente amenazada, si bien depende en buena medida de las zonas de matorrales abiertos y de bajo porte. La baja estima de estos hábitats en cuanto a conservación hace que sean modificados o eliminados, frecuentemente, provocando la desaparición de la Lagartija Cenicienta, amén de otras muchas especies asociadas a estos hábitats: tomillares, saladares, espartales... La fragmentación de sus hábitats provoca el aislamiento de poblaciones, lo que va en detrimento de su conservación. Aún peor resulta la pérdida de sus hábitats por cambios en los usos: la puesta en regadío de zonas de matorral y erial, la construcción de infraestructuras y la urbanización de éstas.

Curiosidades

      Su tamaño pequeño, su carácter huidizo, y su velocidad en la carrera, hacen que pase muchas veces desapercibida, incluso para los más duchos herpetólogos.

Vicente Hernández Gil