Escondido ya cerca del límite con Albacete, se encuentra el Puntal de Priego,  tallado por el barranco de los Corrales, que lleva agua permanente y que nace en el contacto entre las calizas dolomíticas del Cenomaniense (Cretácico superior) y las margas del Albiense (Cretácico inferior), cerca de las ruinas de corrales de ganado que le dan nombre. El paseo es muy agradable, por un camino, ligeramente empinado que discurre por la margen izquierda del arroyo.

Llama la atención que en este escondido entorno exista, sobre un pequeño cerro de rocas dolomíticas, también aparecen travertinos, un castillo en ruinas, el castillo de Priego, una fortaleza islámica del siglo XI. El entorno del castillo está situado en una pequeña fosa tectónica limitada por una falla normal en forma de herradura que ha generado dos cerros de dolomías cretácicas.

El camino asciende cortando margas y areniscas amarillas cretácicas y, pasado los corrales, se encaja entre las dolomías cretácicas afectadas por procesos de disolución que dan relieves en forma de pináculos.  Esta formación dolomítica abarca una enorme extensión montañosa entre Murcia y Albacete que tiene topónimos que recuerdan a la naturaleza calcárea de las rocas como el Calar de Mazuza, o los calares de Incol o Peña del Águila, ya en Albacete. Desde este camino se observan unas magníficas vistas de Benizar, su castillo, la cima de la Sierra de la Muela y el entorno del Rincón de las Cuevas.