En el entorno del Puntal del Fraile, bajo las dolomías, hay unas margas y arenas amarillentas. Son las rocas más antiguas que el arroyo Hondares ha conseguido excavar por el momento. Tienen una edad de entre 110-105 millones de años (Cretácico inferior, Albiense superior) y se incluyen en la denominada formación Utrillas, nombre de un pueblo de Teruel que se utiliza por todos los geólogos del mundo. Son rocas depositadas en medios deltaicos y de estuarios, en un clima subtropical, cálido y húmedo, en cuyas zonas emergidas reinaban los árboles de coníferas. Aquí, entre estas rocas encontramos el yacimiento de ámbar más meridional de la península Ibérica, que complementa a los escasos yacimientos de ámbar que existen en el mundo. No en vano los yacimientos españoles han sido incluidos en el inventario de los lugares geológicos de interés internacional, en un contexto geológico denominado “fósiles e icnofósiles del Cretácico continental”.

El experto en ámbar Enrique Peñalver en su libro “Ambar la historia de un material que fascinado a la humanidad”, describe de una forma clara y sencilla el conocimiento actual sobre el ámbar. En su página 98 aglutina las investigaciones de los yacimientos y hace una recreación muy buena sobre el paleoambiente de aquellas épocas. Hace referencia  a la existencia de los grandes bosques de coníferas que generaban la resina, grupos de los ginkgos y de las araucariáceas. La resina era transportada por cursos fluviales para ser depositada y enterrada en los sedimentos deltaicos. Recrea de una forma magistral la vida de los dinosaurios, y sobre todo de los diferentes tipos de insectos que fueron atrapados y fosilizados en el ámbar. En Hondares no, pero en otros lugares de Murcia, en concreto en Yecla, sí se han encontrado en estas rocas huesos y huellas de dinosaurios y restos vegetales de estas coníferas.

Peñalver dice lo siguiente respecto al yacimiento del ámbar de Hondares, página 94: “Una relación de minas de la Corona de Castilla de 1832, indicaba que en 1630 se tramito una “Célula de S.M. concediendo permiso al licenciado Blas Navarrete Ayala, presbítero, para beneficiar una mina que había descubierto en término de la villa de Moratalla, la cual parecía ser de ámbar y otros géneros, como oro y plata... El oro que se menciona era sin duda de marcasita o pirita (sulfuros de hierro), muy comunes en estos yacimientos y que se denominan vulgarmente oro de los tontos por su semejanza con el noble metal, lo que nos indica que el presbítero no se hizo rico”. Con este documento al que hace mención se constata que las dos pequeñas galerías que hay en Hondares son de la primera mitad del siglo XVII. Aunque quizás su descubrimiento fue mucho anterior pues se ha encontrado ámbar en la necrópolis tardorromana de La Puerta.

En la página 103, el autor aboga por la protección, dice: “tanto los yacimientos como los ejemplares, y las colecciones que constituyen, tienen unos altísimos valores científico y patrimonial y no debería sorprendernos la especial vigilancia de la que gozan los yacimientos para evitar que sean excavados por particulares y las estrictas normas que existen para poder acceder a las colecciones”. En esta frase podemos incluir al yacimiento murciano. Aunque el ámbar de Hondares está mal conservado, fragmentado y no contiene bioinclusiones de interés paleontológico, el hecho de que sea el único yacimiento de la Región de Murcia que hasta ahora se conoce, de que sea el situado más al sur de la península Ibérica, y por el patrimonio minero que supone antigüedad de las galerías para su explotación, hizo que en el año 2012 fuese incluido en la carta paleontológica de la Región de Murcia y por tanto hoy día esté  protegido por la Ley 4/2007, de 16 de marzo, de Patrimonio Cultural de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.