Gran parte de las morfologías litorales existentes en la zona pueden ser observadas desde la parada 1b, como son:

El lapiaz costero generado por la acción conjunta de:

• La disolución de las areniscas calcáreas por el agua.

• La abrasión marina que genera el oleaje al arrastrar partículas de sedimento que actúan como una lija sobre las rocas.

• La haloclastia o rotura y desagregación de las areniscas por la cristalización de sales en los poros de las areniscas que desgranan las rocas.

• La bioerosión o destrucción de las rocas por seres vivos que las desgastan, perforan y disuelven. En la zona de salpicadura del oleaje destacan algunos gasterópodos que se alimentan de algas (fitófagos) para lo que roen la superficie de las rocas, como los de los géneros: Melaraphe, Patella y Monodonta, que en este tipo de rocas pueden llegar a  destruir hasta unos 5 gramos de roca al año por individuo. También cabe destacar la existencia de algas endolíticas que microperforan las rocas.

• En la zona sumergida actúan los bivalvos litófagos como los dátiles de mar (Lithophaga lithophaga ) o los del género Irus, los erizos, las esponjas y las algas endolíticas.

El resultado de la acción de lo anteriormente expuesto es la existencia de un lapiaz costero sobre las areniscas, que da a la zona un aspecto pintoresco por la sucesión de pozas y afiladas crestas. Bajo este lapiaz destaca la existencia de un karst litoral de pequeñas cavidades submarinas y bufaderos generados por el colapso de las mismas, en cuya génesis intervienen algunos de los procesos anteriormente expuestos, pero destacando la importancia de la acción erosiva del mar que aprovecha las discontinuidades existentes entre los cambios litológicos y fracturas. Al deambular sobre esta zona en días con fuerte oleaje, el suelo retumba y ruge bajo nuestros pies, a la vez que el agua es proyectada varios metros hacia el cielo.

Las playas que representan zonas de sedimentación marina y en el caso que nos ocupa, la existencia de depósitos continentales aluviales de gravas, que son retrabajadas por el oleaje originado una playa con arena y cantos gruesos (playa de la Ensenada). Algunas de ellas están desarrolladas sobre pequeñas calas originadas por la invasión marina de cauces de ramblas.

Los acantilados generados por la erosión marina y las huellas de su retroceso representado por pequeñas plataformas de abrasión.

Los abanicos aluviales y otros depósitos de pie de monte existentes en las laderas de Cabo Cope.