Las rambla de Librilla y Algeciras, en su curso bajo, atraviesan la Falla de Alhama de Murcia y se hunden entre sedimentos holocenos de la gran fosa tectónica del río Guadalentín hasta desembocar en él, por ello no es de extrañar que ambos cauces compartan historias, historias que están escritas en sus sedimentos más recientes de las terrazas fluviales. La simbiosis de eventos tectónicos recientes, climáticos y antrópicos ha jugado un papel decisivo en la evolución geomorfológica y el encajamiento de ambas ramblas. A continuación se hace un resumen de los acontecimientos ocurridos en este tiempo según Calmel-Avila (2000):

Al principio del Holoceno, desde el Mesolítico hasta el Neolítico (5000 años BP). Se observa una reactivación de los procesos suministradores de sedimentos en relación con el clima y la actividad antrópica. Entre 7000 y 5000 BP el clima se volvió un poco más húmedo en la región montañosa del alto Guadalentín, que generó un incremento de sedimentos finos procedentes del propio Río Guadalentín que desembocaba en una depresión semiendorreica (palustre), limitada aguas abajo por el umbral de Librilla. La energía de las ramblas de Librilla y Algeciras debió ser más débil que hoy día, lo que significa la permanencia de carácter semiárido del microclima local, tanto en la depresión, como en los relieves limítrofes. La vegetación estaba formada principalmente por Chenopodiaceae y por pocos elementos arbóreos, Pinus, Olea sylvestri y Quercus ilex. En esta época comenzó la antropogénesis, sobre todo en la cuenca alta del Guadalentín, las comunidades de pastores deforestarían los montes para extender los pastos, mientras que los agricultores roturarían las tierras para el cultivo. En aquel medio, la población local debió ser semi-sedentaria y escasa hasta el Calcolítico.

En el Calcolítico (4000 años BP). Se puede hablar de una verdadera crisis calcolítica ya que en el bajo Guadalentín se observa una importante secuencia de depósitos de origen torrencial fechada entre el 4300-3800 BP. Se produce el primer episodio importante de erosión en Gebas por la  conjunción de  varias causas:

1) Empeoramiento climático, el régimen de lluvias cambió a más irregular, con frecuentes y fuertes aguaceros que generó una mayor competencia de la corrientes fluviales.

2) Episodio tectónico que generó el hundimiento de la fosa del Guadalentín y el consiguiente incremento de desnivel de las cuencas hidrográficas de Librilla y Algeciras.

3) Aumento de la actividad antrópica que tuvo un impacto importante sobre la vegetación natural con el desarrollo del pastoreo y la masiva irrupción de molinos a mano.

Desde el Calcolítico Final  al principio del Bronce medio (3000 BP).  La disminución del poblamiento de la zona acarreó la recolonización del monte por una vegetación de tipo matorral que produjo la disminución de la producción de los sedimentos desde los relieves adyacentes. Un clima menos contrastado también pudo favorecer la ausencia de depósito en la depresión.

Desde el Bronce medio al Hierro antiguo (2500 BP). Hay  una nueva etapa erosiva, más amplia que la registrada en el nivel calcolítico. En el bajo Guadalentín se observa la mayor secuencia torrencial holocena, denominada argárico- ibérica que empuja al Río Guadalentín un kilómetro hacia el sur, en el sector de la confluencia de la Rambla de Algeciras con el Río Guadalentín. Las causas son  un clima más húmedo que el de hoy con aguaceros torrenciales más frecuentes y más fuertes,  los efectos neotectónicos calcolíticos y la fuerte presión demográfica, que generaron un amplio desarrollo de los sistemas de cárcavas en Gebas y Fuente Librilla y, en el importante acarreo de gravas a la fosa responsable de la elaboración de los glacis de acumulación  en las desembocaduras de las ramblas de Librilla y Algeciras.

En el Hierro antiguo, una nueva crisis erosiva en la depresión, breve, pero decisiva, provoca la incisión del glacis holoceno del bajo Guadalentín. Corresponde también con la escasez de los aguaceros, la disminución de la producción de sedimentos y una crisis demográfica.  Esta incisión provoca que esta cuenca sedimentaria definitivamente se haga exorreica, gracias a la creación de la denominada garganta epigénica de Morotola (hace unos 2500 años) y el Guadalentín desemboque en el Río Segura.

Desde el Hierro tardío y la Antigüedad, la sedimentación se hace más débil. La última secuencia notable es histórica, en los siglos XIII y XIV que generó terrazas fluviales encajadas en los cauces de las ramblas y arroyos que estaban muy encajados en los sedimentos holocenos. Estas terrazas tuvieron lugar en condiciones climáticas muy diferentes en la denominada Pequeña Edad Glacial.

En la actualidad, el fenómeno atmosférico conocido como "gota fría", que afecta a toda la región en otoño y primavera, produce aguaceros muy intensos, que generan importantes inundaciones y es el principal agente modelador del paisaje de cárcavas de Gebas. Esta erosión hídrica está favorecida también, por los contrastes de temperatura, orientación de las laderas, por su  escasa vegetación, de matorral o tomillar abierto muy degradado, sus suelos poco desarrollados y por la influencia de las actividades humanas inadecuadas, como son el abandono de cultivos tradicionales y la remoción del terreno, en el margen norte de Gebas, para la creación de nuevas zonas de cultivo mediante prácticas que favorecen la erosión: remoción del suelo, rotura de la costra caliza del glacis pleistoceno,  dejar el terreno desprovisto de vegetación herbácea y en pendiente, etc.

Además, existen otros factores geológicos intrínsecos a la propia naturaleza de los materiales que se erosionan que influyen directamente en la génesis de este espectacular paisaje:

a) Tectónicos. Antes se ha comentado la influencia directa de los movimientos de la Falla de Alhama de Murcia, pero además las rocas más competentes (margocalizas, areniscas y yesos), en algunos sectores están intensamente fracturados en bloques rectangulares perfectos que se desprenden sin dificultad, es común que la escasa vegetación existente se alinee siguiendo estas diaclasas, contribuyendo al comienzo de la erosión de las rocas por estas zonas de debilidad, muchos de los barrancos están condicionados por fallas. También los procesos de sofusión están condicionados por la tectónica, en concreto existen pipings alargados en la dirección de fallas locales.

b) Litológicos y estratigráficos. Las alternancias de diferentes tipos de rocas y el  grado de compactación y cementación, afectan a la permeabilidad y  a las propiedades mecánicas de las rocas como es la cohesión, la resistencia a la rotura y  la facilidad  de disgregación por el agua (índices de Atterberg). Esto conlleva a formas erosivas muy variadas en Gebas. En materiales competentes, duros, al noreste de Gebas, las formas son más abruptas: grandes piping que evolucionan a barrancos con paredes verticales y cabeceras circulares de decenas de metros, estructuras en forma de puentes, túneles naturales, chimeneas, etc. Sin embargo, en las margas blancas marinas del centro de Gebas, fácilmente deleznables, predominan los barrancos con paredes inclinadas, formando el típico paisaje de bad lands. Tan solo las costras calizas e intercalaciones de conglomerados del glacis pleistoceno, frenan la erosión de estas margas.

c) Mineralógicos y geoquímicos. Los sedimentos presentan minerales que son muy influyentes en los procesos de disgregación de la roca por su capacidad de cambiar de volumen según la humedad: esmectitas, paligorskita y anhidrita. También presentan concentraciones importantes de sales, debido a su origen marino, como sulfatos y cloruros. Esta composición geoquímica favorece la disgregación de la roca por fenómenos de haloclástica y la pérdida de estructura de los sedimentos arcillosos y del suelo edáfico que en ellos se forman. El tipo de catión de cambio presente condiciona este fenómeno siendo máximo para los cationes litio y sodio. En verano, es común encontrar en los cauces de los barrancos y en las superficies de cizalla concentraciones importantes de sales.

Geoconservación

Existen discrepancias si en estos lugares se debe intervenir para evitar o amortiguar la erosión. Pese a ser en la actualidad un paisaje protegido, se han tomado algunas medidas para evitar el avance de la erosión:

• La instalación en los cauces más importantes de diques de contención de sedimentos, para evitar la profundización de las ramblas y barrancos.

• El intento de reforestación con pinos de algunas laderas, que lejos de frenar el fenómeno han acelerado la erosión, debido al aterrazamiento indiscriminado y eliminación de la vegetación natural. El ejemplo más llamativo de esta mala práctica forestal está en la ladera norte del cerro El Castellar.

• Un pantano para la laminación de avenidas de la Rambla de Algeciras y regulación del postrasvase Tajo-Segura. Los colores azules del agua contrastan con el color blanco del paisaje y su aridez, para el deleite de la mayoría de los visitantes.

Pero, a modo de reflexión final, el Paisaje Protegido de Gebas es un buen ejemplo para mirar estos parajes con otros ojos, pensando que la erosión genera paisajes típicos del Sureste Español de una impresionante belleza. Un patrimonio geológico y cultural, cuya pérdida por actuaciones inapropiadas de conservación de la Naturaleza y educación ambiental, traería consigo un error irreparable, que conllevaría la pérdida de un laboratorio al aire libre muy valioso para entender los procesos geológicos externos y para vivir en armonía con ellos.