Las rocas que forman el abanico deltaico de las Cuevas de Zaén se formaron hace unos 11 millones de años. Es un lugar de interés geológico que se incluye en las cuencas terciarias sinorogénicas del norte de Murcia. Estas rocas terciarias a su vez están aquí sobre el dominio Prebético interno de las zonas externas de la Cordillera Bética. A continuación veremos una breve historia del Campo de San Juan.

Relieves kársticos fosilizados por ríos rojos

55-23 millones de años

    En las proximidades del Calar de las Cuevas, la serie estratigráfica comienza con unos depósitos rojos depositados por ríos hace unos 23 millones de años. Estas rocas detríticas, debido a su color que sobresale en el paisaje, constituyen una buena formación guía útil para correlacionar y cartografiar la base del Mioceno de gran parte del término municipal de Moratalla. Están discordantes sobre rocas mesozoicas y cenozoicas del Prebético interno (en sierra del Zacatín, por ejemplo). Esta discordancia, se puede observar muy bien en el lugar de interés geológico denominado Hoya del Gato-Molata de la Fuensanta donde las rocas rojas fosilizan una falla muy larga, de varios kilómetros, y rellenan los huecos de un antiguo paleokarst formado en rocas de unos 55 millones de años, Paleoceno.

    Sobre ella se pueden observar las tres unidades en las que Martín et al. (2009) dividen los materiales miocenos del Campo de San Juan (figuras 1 y 2) que describimos brevemente.

Plataformas submarinas y corrientes de turbidez

Unidad inferior. Langhiense-Serravaliense inferior, 16-14 millones de años

    Constituida por calizas con muchos fragmentos de clastos marinos, bioclásticas, originadas en una plataforma marina, muy ricas en algas coralináceas, bivalvos, briozoos y equinodermos que a techo pasan a margas blancas de medios más profundos, que contienen abundantes foraminíferos bentónicos y plantónicos.

    Las margas tienen intercaladas estratos de areniscas y pasadas de calizas bioclásticas con bases erosivas y secuencias masivas o con gradación de tamaños de cantos, y con densas concentraciones de fósiles, dominando las algas de rodolitos, pectínidos y equinodermos. Se formaron por corrientes submarinas de turbidez. Se pueden ver muy bien en la presa de la Risca. Aquí, junto a la antigua casa de la Rueda, hay unos magníficos ejemplos de diaclasas.

    El tipo de rocas y su distribución de la unidad inferior sugieren que en el Campo de San Juan existiría durante el Langhiense-Serravalliense inferior una cuenca marina con las zonas más profundas hacia su parte oriental. En esta etapa comienza, el levantamiento de los relieves, es decir su restructuración paleogeográfica, que va a ir perfilando la configuración del amplio pasillo de comunicación entre el Atlántico y el Mediterráneo, el Estrecho Norbético.

Tormentas, fondos marinos afectados por grandes olas, cañones submarinos

Unidad intermedia. Serravaliense medio y superior, 14-12 millones de años

    Muy visible en el límite oeste y en la base del Calar de las Cuevas de Zaén, en el Calar del Lanchar, cabecera del barranco Hondares, barranco de Charán, etc. Comienza con una potente secuencia de carbonatos en la que se observan abundantes megaestructuras sedimentarias de estratificación cruzada en artesa y de estratificación cruzada de tipo “hummocky”. Se formaron en una plataforma marina somera y muy afectada por tormentas, corresponden en litología y edad a las mismas rocas que podemos ver en el Lugar de Interés Geológico de Bolvonegro.

    Hacia el noroeste estas rocas carbonatadas pasan gradualmente a ambientes más profundos donde se depositaron margas con intercalaciones de areniscas y calizas. Esta unidad culmina con una profunda canalización en artesa de conglomerados calcáreos depositados por abanicos submarinos, que se puede ver muy bien en la ladera oeste del Puntal de Cárdenas, un magnífico cañón submarino.

El delta del Calar de las Cuevas, grandes corrientes submarinas Atlántico-Mediterráneo

Unidad superior, Serravaliense superior-Tortoniense, unos 11 millones de años

    Forma el lugar de interés geológico del Calar de las Cuevas de Zaén. Está dividida por dos formaciones:

    La primera que alcanza unos 80 m de espesor, se observa en este paraje natural y también en el puntal de Cárdenas, está formada por conglomerados gruesos de cantos carbonatados, que pasan lateralmente hacia el NO a microconglomerados, arenas y carbonatos bioclásticos. En ellos aparecen cantos de rocas como calcarenitas, calizas de color beige, calizas nodulosas de facies de Anmonítico Rosso, margocalizas verdosas con ammonites cretácicos y cantos blandos de las margas inferiores. Muchos de estos cantos presentan oquedades generadas por disolución por presión y por bioperforaciones de Lithophaga. Están distribuidos en grandes estratificaciones cruzadas que se acuñan hacia el norte, que se observan muy bien en la ladera oeste del Calar de la Cuevas. Todo ello indica que fueron depositados por un importante y activo abanico deltaico procedente del sur.

    La segunda formación, corona las cima de los calares de las Cuevas, Cárdenas, Charán, Fuensanta, entre otros. Contiene predominantemente calizas bioclásticas originadas en medios costeros, que evoca una subida del nivel del mar que cubrió los sedimentos del delta.

    Hacia el norte estas formaciones pasan a una potente formación calcárea que presenta grandes estratificaciones cruzadas. Su mayor exponente se puede ver en los cerros de la denominada Molata de la Fuensanta-Cuerda del Manco, que hacen de este entorno un ejemplo único de estratificaciones cruzadas submarinas de gran escala (centenares de metros de longitud de onda y decenas de metros de amplitud). Estos relieves son el testigo de la última fase, claramente marina del cierre del Estrecho Norbético. La escala de estas megaestructuras sedimentarias, impresiona al visitante al imaginarse la enorme velocidad de los sistemas de corrientes de fondo que se establecieron durante esta etapa del cierre del estrecho, entre el Atlántico y el Mediterráneo, que fueron capaces de mover y acumular tan inmensa cantidad de sedimentos.

    A partir de este momento finalizó la comunicación entre el Atlántico y el Mediterráneo en esta zona de Moratalla, individualizándose la parte occidental de este estrecho, la Cuenca del Guadalquivir, como una cuenca Atlántica. La zona del Campo de San Juan quedó emergida y desde finales del Terciario, los procesos geológicos externos fueron erosionando y modelando estos paisajes de Moratalla, dando lugar a una geomorfológica muy bella.