Murcia con un clima privilegiado  es la única capital española que posee  un parque natural sobre la misma ciudad: El Parque Regional El Valle Carrascoy.

El Parque está constituido por un conjunto de sierras que delimitan geográficamente el Valle del Segura y la Cuenca del Mar Menor. Se prolonga hacia Carrascoy, atravesado por tres pasos naturales: El Puerto de La Cadena,  Puerto del Garruchal  y el Puerto de San Pedro, en Sucina.

El aspecto abrupto de estas montañas encierra un curioso pasado. Hace millones de años el sureste de la península estaba formado por un gran archipiélago bañado por un mar cálido y la Isla de Carrascoy se asentaba en lo que ahora llamamos Murcia. Las fuerzas internas de la tierra levantaron parte del terreno, antes sumergido. La presión ejercida por la placa africana contra la euroasiática dejó al descubierto unas islas que más tarde se convertirían en nuestras sierras, como lo demuestran los numerosos restos fósiles marinos encontrados.

Iberos, romanos y árabes poblaron estas sierras y aprovecharon sus recursos naturales dejando testimonio de su presencia  a lo largo del tiempo. Todavía pueden visitarse los castillos de la Asomada, del Portazgo y de la Luz que servían como anillo defensivo de la Murcia islámica frente a las incursiones piratas controlando el paso entre la costa y Murcia.

Caminar por los senderos de este entorno natural supone también disfrutar del atractivo de valores ambientales añadidos, el descubrimiento de un curso del agua, desplazarse por caminos transitados desde hace siglos o adentrarse en los restos arqueológicos de castillos en ruinas o de un yacimiento Ibero del siglo VI antes de Cristo.

Su naturaleza y extraordinaria biodiversidad  lo convierten en un paraíso para el turismo activo. El senderismo, la escalada, o la bicicleta de montaña, son deportes que nos  acercan a este rico patrimonio natural e histórico que atrae a un millón de visitantes al año.

Un paseo cómodo para adentrarse en la cultura y naturaleza del Parque es recorrer el  Sendero Cultural de El Valle que une los tres centros de visitantes: Centro de la Naturaleza; Ermita de San Antonio el Pobre, un espacio que recrea la vida de los ermitaños en el monte enclavado en un rincón de gran belleza, y Centro de Visitantes la Luz, en el que se puede aprender cultura e historia de Murcia y deleitarse en sus terrazas con las panorámicas más impresionantes del valle.

Desde aquí se aprecian las extensas áreas de bosque de pino carrasco, el que mejor se adapta a las largas sequías y a las altas temperaturas de nuestra Región. Aunque muchos pinares son naturales, una gran parte son fruto de la  importante repoblación que se llevó a cabo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Para transportar las semillas y los pequeños árboles hasta los lugares más recónditos de estas sierras se crearon numerosos senderos que, en su mayoría, son los que disfrutamos hoy.