Murcia es la única capital española que posee un Parque Natural tan cerca de la ciudad. Esta proximidad explica la gran afición a las actividades de montaña que existe en nuestra región y, en gran medida, el prestigio  internacional conseguido por el montañismo murciano.

El origen del montañismo en Murcia se remonta casi 100 años atrás y surge del movimiento escultista, es decir el movimiento Scout, al constituirse en 1913 el comité de los exploradores en Cartagena tras una conferencia de Antonio Trucharte Samper. En 1915, dos años más tarde, llega a Murcia de la mano del diputado Isidoro de la Cierva, primer presidente de los Exploradores murcianos. Durante años, la intensa actividad educativa del movimiento Scout en Murcia saca a miles de jóvenes a la montaña.

Uno de los lugares donde se lleva a cabo esa actividad es Sierra Espuña, cuyo aspecto actual es el resultado de 12 años de reforestación promovidos por el ingeniero Ricardo Codorniú – conocido como el Apóstol del Árbol-.

Dedicados fundamentalmente a la “Educación Ambiental”, tras los años traumáticos de la guerra, se retoma paulatinamente la actividad  montañera y es en 1953 cuando el mítico explorador Jorge Álvarez Falcón funda el Club Montañero de Murcia, que se convertiría a lo largo de los años en la institución  decana de la región.

Junto a él, otro pionero de la escalada en Murcia, Baldomero Brugarolas. Es el primer murciano que participa en una expedición internacional (Groenlandia 1970) donde bautiza picos vírgenes con topónimos de nuestra tierra como “Segura, Espuña o Murcia”  que actualmente podemos ver en la cartografía.

Las primeras escaladas a La Panocha del Grupo de Escalada Murciano, datan de los años 50–60. Esas ascensiones de los pioneros de la escalada en Murcia eran realmente meritorias por el equipo que usaban: alpargatas y soga de cáñamo,  material muy pesado y de poca resistencia que les obligaba mantener una gran forma física y a ser especialmente prudentes para no c caerse.

Sin embargo, el inicio del alpinismo de extrema dificultad lo marcan los discípulos de esta generación pionera en el verano de 1970. Ese año Miguel Ángel Gallego  y su compañero Juan Carrillo, con apenas 18 años, abren la primera ruta sobre las paredes de  Leiva en Sierra Espuña, el gran reto de la escalada en ese momento en la Región de Murcia.

Tres años más tarde, Miguel Ángel Gallego y José Ángel Lucas consiguen abrir la primera ruta invernal sobre la cara oeste del Naranjo de Bulnes en Asturias, considerada la pared más difícil de España. Dos jóvenes desconocidos consiguen realizar esta hazaña, después de muchos intentos de otros alpinistas españoles que estuvieron marcados por la tragedia.

 Esta escalada suscitó la atención de todos los medios de comunicación españoles, y consiguió acercar la leyenda del Naranjo de Bulnes y la imagen de los escaladores murcianos a toda España, incorporando así el nombre de Murcia a la élite del alpinismo nacional.