Historia del Ciclismo

Nació en 1915 junto al coso de La Condomina (Murcia), el mismo lugar donde, siendo un jovenzuelo, fue agraciado por la diosa fortuna con una bicicleta de carreras que le tocó en una rifa celebrada durante una corrida de toros. El acontecimiento marcó su futuro pues a los diecisiete años ya estaba participando en pruebas ciclistas de importancia y trabajando en un taller de bicicletas, máquinas a las que ligaría su existencia.  Miguel Carrión llegó a ser el incuestionable héroe murciano del pedal a mediados de los años treinta y eso que su debut como corredor no pudo resultarle peor.  Se inscribió por primera vez en La Vuelta Ciclista a la Ciudad de Murcia que organizara la revista Murcia Deportiva, pero en aquella ocasión llegó el último, perdiendo 42 minutos respecto al primer corredor para un recorrido de 85 km; es decir, llegó fuera de control. Sólo ganó a otro ciclista con minusvalía al que le faltaba una pierna.

Pero, a partir de entonces, poco a poco, Miguel fue mejorando su preparación hasta que en  1932 (con 17 años) participó en la prueba Barcelona-Madrid, llegando el tercero de su categoría; en septiembre de 1933 ganó la Primera Vuelta Ciclista a la Provincia, hazaña que lo catapultó a la fama y a la portada del Murcia Deportiva. Sin embargo, al año siguiente fracasó en la prueba organizada por el Velo Club de Valencia, en Murcia durante el mes de septiembre, en la que se clasificó en el puesto doce.

En noviembre de 1934 se incribió en el Campeonato Provincial a la mencionada prueba de 110 km cuyo recorrido, partiendo de Murcia, pasaba por Archena, Mula, Pliego, Alhama, Librilla y vuelta a Murcia. El sprint lo disputó con José Ruíz Conesa quedando segundo.  Quedó en el puesto 19 de los 38 corredores que consiguieron llegar a meta en la difícil Vuelta a Cataluña, en nueve etapas, celebrada en 1935 y en la que fue triunfador Mariano Cañardó.  Con el tiempo, volvería a participar dos veces más en esta prueba. De regreso en la Región, en 1935 participó en la Vuelta a los Puertos (La Alberca) prueba que no contaba con el beneplácito oficial de la Unión Velocipédica Española, lo que le  ocasionó diversos problemas, siendo incluso descalificado.  Aquel mismo año ganó la carrera Murcia-Sierra Espuña-Murcia.

De nuevo, en 1936, Miguel acude a la Vuelta Ciclista a Cataluña (celebrada desde 1911) y lo hace tras participar en la primera Vuelta a España en 1935, prueba de la que salió bien parado quedando octavo en el premio de la montaña y decimonoveno en la clasificación general (Murcia fue meta de la 9ª etapa).  Para ayudarle en su reto catalán, la prensa murciana organizó una suscripción popular que le permitiera enfrentarse a la aventura sin penurias económicas como las que hubo de sufrir para hacer la Vuelta a España. Le ayudaron el taller de bicicletas de Pedro García (barrio del Carmen) y la Casa Moratilla.  Le acompañarían aquel año otros corredores murcianos como: José Pina, Tomás González y Antonio Mompean.  Indudablemente estaba en forma pues todavía en 1936 aún le quedaba energía  y fondo para presentarse a la Vuelta a los Puertos de Murcia, organizada por José Moratilla; carrera dura donde las hubiera para su tiempo que alcanzaba los 130 km.   En estos años ya tenía tienda propia de bicicletas en el barrio de Santa Eulalia de Murcia y en Espinardo.

En 1939, tras la contienda, la recién creada Federación Ciclista Murciana organizaba para las fiestas de septiembre, una importante y dura carrera en la que Miguel Carrión participó llegando en el quinto puesto, aunque fue descalificado.   Después participó en dos ocasiones en la Vuelta a Levante, en la Vuelta a España e incluso ganó la IX Vuelta Ciclista a Madrid, prueba de tres etapas de 143, 125 y 50 km, respectivamente, de las que además fue triunfador en dos de ellas.