Dama ibérica de Yecla
Dama ibérica de Yecla

  Paleolítico

  Los restos arqueológicos más antiguos de Yecla son del Paleolítico Superior (30.000 a. C.), situados en los parajes de La Fuente y El Madroño. Las culturas de este periodo fabrican utensilios con materiales líticos, por lo que es fácil encontrar en superficie materiales de sílex trabajados para construir puntas y cuchillos.

  Neolítico y Eneolítico

  Al entrar en el VIII milenio a. C. la evolución cultural da paso a otra de las grandes épocas de la Prehistoria: el Neolítico. De una economía basada en la recolección y la caza se pasa a otra, en la que se comienza a domesticar a los animales y a dominar los sistemas de cultivo. Todo ello originará asentamientos más prolongados en el tiempo, que derivarán en el nacimiento de los poblados. En estos poblados aparecerán dos nuevas técnicas que representan los cambios en la producción material neolítica: el pulido de la piedra y la alfarería. Otra de las características de este periodo son las manifestaciones de arte rupestre. Yecla cuenta en el Monte Arabí con varios abrigos rocosos decorados con pinturas de arte rupestre. Entre éstos destacan los Cantos de la Visera I y II, que fueron en 1912 las primeras encontradas en la Región de Murcia y junto a todas las del arco levantino español la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad a las pinturas rupestres en el año 1998.

  El siguiente periodo, denominado Eneolítico (3.000 a.C.), está marcado por la evolución tecnológica que supone descubrir la metalurgia. Además de la sustitución de la piedra por el cobre en la fabricación de útiles, este periodo contempla otras características sociales:
-La vida urbana se desarrolla. Yecla cuenta con dos asentamientos en llano: La Balsa y La Ceja. En estos yacimientos se hallan abundantes cerámicas decoradas.
-Los rituales funerarios pasan a ser colectivos. En las cuevas de La Atalaya y de la Sierra del Cuchillo se encontraron manifestaciones de estas prácticas. Junto a los cuerpos se depositaban ricos ajuares funerarios, compuestos básicamente por abalorios, hachas y cerámicas.

  Edad de los Metales

  La Edad del Bronce (II milenio a. C.) se caracteriza por la dominación de la metalurgia del Bronce (aleación de cobre y estaño). Este periodo proporciona a Yecla un conjunto interesante de yacimientos, ya que por su emplazamiento se encontraba en comunicación con la cultura del Argar (área almeriense), el Bronce manchego y el Bronce levantino de Valencia. Esta mezcla de culturas ha propiciado que la Edad de Bronce en Yecla presente características propias de las tres áreas.

  De la totalidad de yacimientos destaca el del Cerro de la Campana. A escasos kilómetros del centro de la ciudad, es un claro ejemplo de asentamiento de este periodo. El espacio se divide en tres áreas: el cerro, donde se sitúan las viviendas y la industria; el monte bajo, para la caza o pastoreo; y la llanura, destinada al cultivo de cereal. Pero hay otros muchos yacimientos, como: Arabilejo, Castellar y Pulpillo, todos cerros fortificados; o La Perdiz, Monte Felipe, Las Moratillas, El Portichuelo, con abundantes restos de cerámica e industria lítica.

  Cultura íbera

  La cultura íbera comenzó en el siglo VII a.C., y dejó en el Altiplano de la Región de Murcia un interesante conjunto de poblamientos. La cultura íbera del Sureste peninsular engloba Alicante, Murcia y parte de Albacete, por tanto el área de Yecla posee las características comunes de las tres zonas. La construcción de casas de adobe en los cerros y su actividad alfarera han legado un patrimonio arqueológico de gran valor para el conocimiento de estos pueblos.

  Entre las manifestaciones artísticas encontradas de la cultura íbera priman las esculturas de Damas, con una gran semejanza al estilo fenicio y griego. Esta influencia se debe al continuo flujo de relaciones comerciales y culturales en las zonas ribereñas del Mediterráneo. Yecla presenta en la cara Suroeste del Cerro del Castillo un antiguo santuario íbero, emplazado en la Cueva de la Zorra. El yacimiento contenía varios objetos destinados al culto. Entre ellos platos decorados con motivos geométricos y vasos de libaciones.