Ánfora romana del Mar Menor [San Javier_Historia]
Ánfora romana del Mar Menor

  Los primeros testimonios griegos en el entorno marmenorense

  Para describir las costas de España, el escritor latino Avieno empleó textos griegos de mediados del primer milenio a.C. Entonces, Cabo de Palos podía estar separado de tierra por una estrecha franja, y tratarse de la isla Strongile (isla redonda). Sin embargo, Avieno yerra al hablar de la desembocadura del río Theodurus o Segura. Lo que no ofrece dudas es la inmensa Marisma a la que alude, el Mar Menor, que tampoco fue una albufera cerrada, sino ensenada abierta al mar donde, según el historiador árabe al-Idrisi, entraban navíos.

  La presencia romana en San Javier

  Los romanos apreciaban mucho la zona del Mar Menor por su bonanza climática y la presencia de esa laguna salada, que les permitió desarrollar una importante industria de salazones. Existía también un importante tráfico marítimo, por lo que debió ser un asentamiento fundamentalmente industrial. Este tráfico era posible porque en esta época el Mar Menor se encontraba prácticamente unido al Mediterráneo. Con el transcurrir de los siglos, la barra arenosa de La Manga fue consolidando su estructura básica, cerrando la restinga. Romanos y cartagineses dejaron huella de su paso en San Javier, visible en los numerosos restos encontrados en yacimientos subacuáticos (vasijas, ánforas...) y en la calzada romana, Vía Augusta, que bordeaba el litoral mediterráneo.