Talla en madera policromada.

Esta representado en una actitud muy frecuente dentro de su iconografía. El Santo apoya su mano derecha en una aguijada, con la que ha hecho brotar agua de un peñasco. La figura se alza sobre el montículo rocoso sobre el que se ha producido el milagro.

Es muy semejante en composición y aspecto físico al san Roque que realizó para la cofradía de Alpargateros, y que hace inconfundible la autoría de Salzillo con ese contraposto que le produce el famoso paso de baile. El cuerpo, que se sostiene sobre su pierna derecha, es balanceado sutilmente mientras flexiona con elegancia la otra pierna.

Los anacronismos en la obra del maestro son una constante, muestra de ello son las blancas calzas huertanas de estofa de oro, caprichosamente sujetas para el posible riego. Y la típica abertura de la ropa que deja entrever una camisa blanca.

En los brazos y piernas, se hace notar el estudio de la anatomía perfectamente lograda en el tratamiento de las venas y músculos.

Gran riqueza cromática y elegancia en las tonalidades. Juega con la indumentaria a la que infunde un airoso movimiento de pliegues permitiendo distinguir una superposición de prendas morada, amarilla y verde que determina una bella composición colorista.

Observaciones

Indistintamente se le ha relacionado con Bussy, Dupar. Siendo el Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Murcia Cristóbal Belda Navarro el que más ha defendido la paternidad salzillesca, basándose entre otras cosas en su elevada calidad técnica y expresiva

Nombre: San Isidro Labrador.

Objeto: Escultura.

Autor: Francisco Salzillo.

Fecha: Siglo XVIII. 1750.

Ubicación: Iglesia de San Juan Bautista, Murcia.