Vista del Azud Mayor [El Azud Mayor]
Vista del Azud Mayor
Vista en Detalle de la Acequia [La noria grande de Abarán]
Vista en Detalle de la Acequia

La riqueza del agua siempre ha ido unida a la productividad de las tierras, ha sido y sigue siendo el combustible necesario para cualquier clase de cultivos. Por ello sabemos de la existencia desde época romana de sistemas hidráulicos en nuestra Región. Casos como almazaras o canales de riego sin duda alguna han demostrando la importancia que en nuestra tierra han tenido estos elementos.

Es obvio que anteriormente debieron de haber ciertos avances en el terreno hidráulico por parte de los pueblos prerromanos, aunque es bastante escaso lo que se ha podido constatar, es más plausible pensar que con la llegada de los romanos, éstos aprovecharon los sistemas ya existentes, mejorándolos y modernizándolos aplicando la tecnología que conocían.

Época islámica

Por tradición y por historia los musulmanes han sido los responsables de la huerta murciana y por ende de sus construcciones. El mundo islámico ha dejado una patente huella tanto en los nombres de los artefactos como en costumbres y sistemas que desde entonces se siguen utilizando.

Se debe también a la implantación de casi todos los productos que nos podemos encontrar hoy en día en la huerta, frutales y hortalizas en su inmensa mayoría; que  fueron traídos a nuestras tierras procedentes de los campos de Oriente. Se trataba de productos originarios de climas tropicales o casi, que necesitaban un mayor aporte de agua que el que las condiciones climáticas de la zona de levante puedan dar, por ello se necesitó la elaboración de un sistema de irrigación a través del cual se pudiera dar cabida a los nuevos cultivos, por eso toman de ejemplo la organización que habían construido en Oriente y en otras zonas del Mediterráneo.

Había un equilibrio entre la necesidad de agua y la tierra que poseía el agricultor, y en base a ello se repartía la cantidad de agua. Igualmente era el dueño de las tierras el encargado de los arreglos y reparaciones que se debían de realizar en acequias y canales con el fin de llevar a buen puerto el mantenimiento de todo el sistema de regadío. Todas estas costumbres fueron oralmente transmitidas por las distintas generaciones de huertanos de una u otra religión, quedando plasmadas definitivamente en el siglo XIX en lo que se conoce como la Ordenanza de la Huerta.

Época Cristiana

Los métodos que son utilizados siguen siendo los mismos que los musulmanes instalaron: la desviación del agua mediante un azud y un sistema de canalizaciones y acequias, las norias, los aljibes, los portillos, las ceñas...

Después de la expulsión de árabes y moriscos de las tierras del sur y del levante español los sistemas sufrieron escasas modificaciones y en su mayoría simplemente se dedicaron a una conservación y mantenimiento del sistema de riego, que llegó sin muchas modificaciones hasta el siglo XX, cuando el cambio de cultivos y sobre todo el cambio de sistemas de regadío supuso la degradación y el abandono de estos elementos.