Free cookie consent management tool by TermsFeed Monasterio de Sta. Clara- Personajes e Historia - Región de Murcia Digital
MUNICIPIOS

Murcia

Monasterio de Sta. Clara

Personajes e Historia

Restos Islámicos [Monasterio de Sta. Clara]
Restos Islámicos

Personajes

Alfonso X el Sabio. Según refiere Cascales este monasterio de clarisas se llamó Real 'porque lo fundaron el rey Don Alfonso el Sabio y la reina Doña Violante su muger', en una parte de los edificios de la 'casa real del rey moro que se llamaba Alcacer-Seguir (Alcazar-Saguir)' y luego más tarde, en el año 1365, 'el rey D. Pedro hizo donación a Dª Berenguela de Espín, abadesa y a sus monjas de sus casas y palacios reales que tenía en esta ciudad, con todas las entradas y salidas, y pertenencias, edificios, aguas y riegos con que ensancharon el convento'.

Historia

Tras la firma del Pacto de Alcaraz, por el que Murcia se sometió en vasallaje a Castilla, el hijo de Fernando III, el infante D. Alfonso, entró en Murcia el 1 de mayo de 1243, siéndole entregado el Alcázar Mayor donde se estableció una guarnición militar. A la ciudad fueron llegando cristianos que se asentaron en un principio en el arrabal murado de la Arrixaca.

En 1250 el Papa Inocencio IV nombró prelado de Murcia a su confesor, fray Pedro Gallego, restableciendo así la diócesis cristiana cartaginense, desaparecida en el período visigodo. Pronto aparecieron las órdenes religiosas regulares en Murcia, afanosas de cristianizar y convertir infieles. Entre las primeras que se asientan están las más recientes de San Francisco y de Santo Domingo.

Después de la sublevación mudéjar, una vez restaurada la autoridad castellana y regresado Jaime I a la Corona de Aragón, Alfonso X, en 1266, ordenó la separación de moros y cristianos en la ciudad y término de Murcia, mandando el rey sabio que los mudéjares se concentrasen en el arrabal de la Arrixaca, que fue desalojado de sus pobladores cristianos pasando entonces a ocupar la Madina.

En el Alcázar Menor continuó residiendo el emir murciano hasta 1272, fecha en la que el edificio pasó a manos de la corona de Castilla y así continuó hasta 1365, cuando Pedro I hizo entrega a 'Doña Berenguela de Espín, Abadesa, y a sus monjas, de sus Casas y Palacios Reales que tenía en esta ciudad, con todas sus entradas y salidas, y pertenencias, edificios, aguas y riegos', para que ampliaran el convento que debían tener en su proximidad desde 1290, precisamente donde antes estuvieron los Franciscanos, los cuales, por privilegio de Sancho IV, habían pasado a ocupar un amplio terreno en el sur de la ciudad, junto al río Segura.

Las Clarisas, llamadas 'las menoretas', ya estaban en Murcia desde 1266. Es decir un siglo antes, al final del protectorado castellano y tras la reconquista de la ciudad por las tropas castellanas y aragonesas, pues aparecen en la tercera repartición como concesionarias de siete tahullas de terreno cerca de la Puerta de Orihuela, en el barrio de Santa Eulalia.

Así pues podemos afirmar que la segunda orden franciscana se encuentra en Murcia desde hace 737 años, ocupando el mismo convento 638 años, y asentada en las ruinas del 'Alcacer Ceguir', la residencia menor de los Reyes Murcianos que hasta ahora se consideraba la Dar al-Sugrá de 'el rey lobo', el emir Abu Ábd Allah Muhammad b. Sa'd b., Mardanis (1145-1172). Pero cuyos restos documentados pertenecieron a la residencia del emir Ibn Hud al-Mutawakkil (1228-1238), y que, demolida y de nuevo reformada, bien pudo servir de Palacio al rey Muhamad Abu Allah Ibn Hud, vasallo de Castilla, tras la reconquista de la ciudad en 1266.

Las Casas Reales donadas a las monjas deberían estar en muy mal estado de conservación, por lo que, después de conseguir permiso del obispo D. Nicolás de Aguilar, el 5 de febrero de 1367, para edificar monasterio e iglesia y poder pedir limosna para consolidar y acondicionar el edificio, comenzarían con las tareas de adaptar las fábricas palaciales arruinadas a sus necesidades funcionales, con esa parquedad que marcaba la Regla de la Orden de Santa Clara, aprobada por Inocencio IV el 9 de agosto de 1253, y revisada el 18 de octubre de 1263 por la llamada Regla de Urbano IV.

Además debía ser con pocas necesidades de terreno, pues así se refleja en el Testamento de Santa Clara: 'Miren mucho y guárdense siempre de adquirir ni recibir, en torno de sobredicho lugar, mas terreno del que exigiere la necesidad precisa para huerto donde se cultiven las hortalizas. Y si tal vez, para el decoro y el aislamiento del monasterio, conviniere tener más terreno fuera de la cerca del huerto, no permitan que se adquiera más que el que exigiere la necesidad precisa; y no se cultive en manera alguna ese terreno ni se siembre sino déjese baldío e inculto'.

Las Clarisas, que no necesitaban más que lo justo para vivir su regla de pobreza, organizaron la vida en torno al espacio libre interior del jardín de la residencia real del siglo XIII, que se conformó como claustro al irle añadiendo arquerías en sus laterales, aprovechando y transformando los espacios preexistentes para refectorio, cocina, letrinas, lavadero, despensas y el dormitorio común, donde ardería toda la noche una luz encendida.

Se construyó la primera iglesia conventual donde rezar desde el coro y con bastante separación de los fieles que asistieran a las celebraciones litúrgicas, rodeándose de terreno suficiente para proteger la intimidad de la clausura por el Este, y de huerta por el Norte y por el Oeste.

Por el Sur el convento se protegía con la acequia de Caravija, que recorría el Arrabal de Arrixaca de oeste a este, entre la acequia mayor y la muralla que encerraba la Medina por su flanco norte.

Fuente: Extracto del texto publicado en Memorias de Patrimonio. Inmuebles. Nº 6. Servicio de Patrimonio Histórico.

Presbiterio Siglo X [Monasterio de Sta. Clara]
Presbiterio Siglo X