Capilla Dolorosa [Iglesia de San Pedro]
Capilla Dolorosa
Vista Interior [Iglesia de San Pedro]
Vista Interior

En el corazón de Murcia se encuentra situada la Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, edificada sobre el solar de otro templo medieval que, a su vez, ocupó el espacio de una antigua mezquita, citada ésta en el Libro de Repartimientos de Alfonso X con motivo de la donación de tierras, en la huerta de Murcia, a su clérigo Don Bernat en el año 1272.

El actual edificio se construye durante el primer tercio del siglo XVII y se reconstruye en la primera mitad del XVIII, en tiempos del obispo Joseph de Montes (1732). Desde 1588 había albergado la Cofradía de los Ciegos. En ella se celebraron todas las ceremonias del Santo Oficio.

Poco se sabría acerca de la evolución de esta iglesia, al menos hasta principios del siglo XVII, que es cuando se realizan las dos fachadas de dicha parroquia, a no ser por la familia de los Saavedra Fajardo. La antigua vinculación de dicho linaje a la ciudad de Murcia venía dada, no sólo por su carácter de solar de origen de la estirpe, sino también por radicar en ella su lugar de enterramiento, sito en la Iglesia de San Pedro Apóstol.

Cuando en 1482 Don Gonzalo de Saavedra, caballero de la Orden de San Juan y Comendador de Calasparra, decidió reedificar la parte del crucero correspondiente al lado del evangelio, fue para destinarlo a esta finalidad. Allí surgió la capilla de Santa Elena, también llamada de los caballeros Saavedra, en virtud del patronato que sobre ella detentaban, y hay constancia de su uso funerario con anterioridad al año 1540, en el que Don Juan de Saavedra y Anaya, regidor perpetuo de Murcia, solicitó en su testamento ser enterrado donde reposaban el citado Don Gonzalo y Doña Ginesa de Anaya, sus padres.

Transcurridas varias décadas y, debido quizás al deseo mayoritario de los miembros del ya extenso tronco familiar de ser inhumados junto a sus antepasados, debió resultar insuficiente la capacidad de este tradicional recinto. Era por tanto necesario aumentar su posesión sepulcral hacia otras zonas de la iglesia todavía libres. Y a esta empresa, para asegurar la permanencia funeraria en San Pedro de los Saavedra, se dirigieron los esfuerzos del más famoso  de sus prohombres: Don Diego de Saavedra y Fajardo, Caballero de Santiago, miembro del Consejo Real de Indias, embajador y escritor prolífico.

El 25 de agosto de 1620, el licenciado Don García de Loyola, abogado del Real Fisco de la Inquisición de Murcia, hizo postura por 405 reales de renta, más los trámites de venta de la Capilla Mayor para entierro, que se dilataron hasta 1628, cuando el 24 de mayo Martín de Valderas, en nombre de Don Diego Saavedra Fajardo, ofreció 900 ducados. No sería, sin embargo, hasta el 14 de julio de 1641 cuando la posesión del patronato y entierro de la capilla mayor fueron finalmente adjudicados a don Diego, a quien representaba en la compra el licenciado Bernardino de Porres.