El recorrido propuesto continúa por la margen izquierda del arroyo Hondares, el camino se transforma pronto en una senda que se sigue bien pues es muy transitada. El arroyo, en su curso medio, ha generado un hermoso desfiladero, ya en rocas cretácicas.


Las rocas mesozoicas más modernas se observan durante todo el trayecto. Son grandes estratos de dolomías masivas de principios del Cretácico superior (100,5-93,9 millones de años, Cenomaniense), que ocupan la mayoría de las paredes y cimas del barranco. En su base se encuentra otra formación caliza y dolomítica más estratificada y de color beige y rodado. Todas estas rocas, nos hablan de una subida generalizada del mar, una extensa transgresión que afectó a todo el norte de la Región de Murcia. No tienen fósiles debido al proceso de dolomitización, pero su edad nos indica que ya hemos retrocedido al tiempo de organismos muy conocidos como los ammonites y los dinosaurios, cuando la península Ibérica estaba formada por islas rodeadas del mar de Tethis, y en nuestro planeta sólo había dos continentes, Laurasia, al norte, y Gondwana, al sur (ver la historia geológica de Murcia). Aquí en Hondares, faltan capítulos del libro pétreo de gran parte del Cretácico superior (más de 30 millones de años), no podemos contar la historia geológica pues no hay registro sedimentario, no hay rocas. Dicen los geólogos que posiblemente porque aquí en el mar había un umbral, una zona levantada y emergida donde no se depositaron sedimentos. Las formaciones rocosas que faltan sí están bien representadas muy cerca, en el entorno de Benizar donde en aquellos tiempos habían lagunas someras marinas.


Hondares se encaja fuertemente en estas dolomías que están siendo desgastadas, erosionadas caprichosamente por el agua, formando relieves en pináculos, entre los que destacan los que hay alrededor del Puntal del Fraile. El más famoso es el que le da nombre a este escarpe pues así se les denomina a estas puntiagudas petroformas, cuya mayor expresión están en el barranco del Cantalar, cerca de la pedanía del Calar de la Santa, al oeste de Hondares. Aquí las paredes verticales rebasan los 150 m de altura y en su base hay enormes bloques desprendidos. El rincón es tan umbrío que todavía hoy día queda un pequeño bosque de arces, algunos con más de 7 m de altura, son árboles relictos tiempos más húmedos. En el paseo también podemos descansar bajo una gran encina centenaria de unos 12 m de altura y casi 4 m de tronco. Desde el punto de vista tectónico el entorno del Puntal del Fraile corresponde a la charnela del gran anticlinal de la Muela, por tanto aquí los estratos están horizontales y conforme nos desplazamos aguas abajo del barranco, buzan, se inclinan hacia el sur.