Moneda púnica acuñada en Qart-Hadast
Moneda púnica acuñada en Qart-Hadast
 Sierra de la Pila [Molina de Segura_Historia]
Sierra de la Pila


  Molina de Segura: encrucijada de caminos

  La aparición de monedas cartaginesas del siglo III a. C en El Fenazar apuntan a la existencia de esos senderos que los contestanos y bastetanos seguían, antes de Roma, y que discurrían por Lorquí, Ceutí, Molina y Abanilla por la Sierra de La Pila. Desde el punto de vista geográfico, existen dos pasos naturales fundamentales que encuadran Molina de Segura:
-En primer lugar cuenta con un gran paso longitudinal, recorrido por el río Segura, y en el que se halla el origen del asentamiento urbano de Molina de Segura, así como de sus pedanías más importantes: La Ribera, Torrealta y El Llano. Este eje se extendía desde Archena, Lorquí, Alguazas y Cotillas, teniendo como centro Molina.
-Un segundo paso importante, que surca el municipio de Molina de Segura, lo constituye el gran corredor trasversal que, desde Elche-Alicante-Orihuela, penetra por Abanilla-Fortuna y Molina, enlazando por Archena con el corredor longitudinal de la Vega Media del Río Segura.

  Los romanos aprovecharon estas dos vías naturales para disponer los caminos que atravesaran Molina de Segura. De esta forma, el eje longitudinal era surcado por la vía Cartagena-Complutum, mientras que la vía trasversal fue aprovechada para disponer los actus Elche-Cieza y Elche-Archena, lugar de estadía de los cartagineses, que establecen la importante comunicación con la parte baja de Alicante.

  La presencia romana en Molina de Segura

  La huella más clara de civilizaciones antiguas en Molina de Segura corresponde a la época romana. Los romanos aprovecharon la situación estratégica de esta encrucijada de caminos para levantar calzadas y un castillo, emplazado en lo que es la Iglesia Vieja. En la época republicana romana, Molina de Segura, al igual que el resto de la Región de Murcia, perteneció a la región Citerior, una de las dos provincias en que quedó dividida la Península Ibérica tras la conquista romana.

  La situación de Molina de Segura en esa encrucijada de calzadas romanas la acabó convirtiendo en lugar donde se situaban servicios de postas, provista de habitaciones, suministros de boca y caballerías de repuesto. La crisis del Imperio Romano, en el siglo III d. C, desencadena guerras y destrucciones de ciudades, como Ilici o Carthago Nova, sembrando de inseguridad su territorio y propiciando la aparición del bandolerismo, lo que arruinaría las calzadas y sus postas o mansiones.