Imagen de vestir. Presenta talla en la cabeza y las manos.

La cabeza y las manos se hallan unidas a un delicado tórax de talle esbelto y estrecha cintura, del que nacen dos brazos abiertos que son móviles desde el codo.

El tórax está sujeto a la peana por tres palos, dos delante y uno hacia atrás, otro detalle muy habitual en los trabajos de Salzillo a fin de que el vestido de las vírgenes permaneciese abierto en su base.

La Virgen está representada en el momento en que descubre a su hijo, Cristo, martirizado por los hombres. Por ello presenta una expresión de dolor y desconsuelo notables.

El giro de la cabeza hacia la izquierda y atrás contribuye a realzar la correcta representación de la anatomía del cuello.

La paleta empleada en el pintado del rostro, las lágrimas acristaladas, contrastando con el castaño del pelo, subrayan la gran expresividad descrita.

Otros detalles que muestran el sufrimiento de la madre de Cristo son la boca entreabierta, las cejas levantadas hacia la frente y la caída del mentón.

La disposición del cabello permite centrar la atención en el bello rostro, dejándolo despejado con una amplia frente de la que arranca ondulado por encima de las orejas para recogerse en el lado izquierdo del cuello en sendos bucles rizados. El naturalismo del cabello se logra por la fina talla, así como por la delicada pintura que lo hace nacer en pequeños filamentos.

La disposición de los antebrazos, con el derecho más bajo que el izquierdo, realza el movimiento. El hecho de que puedan levantarse o dejarse caídos se utiliza para dar mayor o menor expresión de súplica o aceptación entre el pueblo.

 Observaciones

Según el escultor Antonio Labaña, prestigioso imaginero de nuestros días, la cabeza puede ser obra de Francisco Salzillo Alcaraz y las manos de su discípulo Roque López.

Nombre: Dolorosa

Objeto: Escultura.

Autor: Atribuida a Francisco Salzillo

Fecha: Siglo XVIII

Ubicación: Iglesia de Santiago Apóstol