Los sucesos decimonónicos

   Tras la invasión francesa y la Guerra de Independencia (1808-1814), la sociedad se dividió entre liberales y absolutistas. Lorquí, que seguía siendo un pueblo agrícola en el siglo XIX, no escapó a la dinámica nacional. Durante la Primera Guerra Carlista la localidad hubo de colaborar económicamente con una suma que se elevó a los 2.000 reales. Con la victoria final de los liberales, la desamortización eclesiástica y el fin de los señoríos, Lorquí se liberó de la Orden de Santiago, y se independizó a mediados de siglo. La villa de Lorquí también participó en otros asuntos nacionales, como el envío de 95 hombres para la Milicia Nacional en el pronunciamiento de 1854, o la creación de la Junta Revolucionaria de Lorquí tras la Revolución Gloriosa de 1868, que puso fin al reinado de Isabel II.

   El despegue definitivo

   Lorquí comenzó con mal pie el siglo XX. En el año 1911 tuvo lugar un gran terremoto, que devastó la zona, y se produjeron sucesivos brotes epidémicos de gripe y tifus. Pero lo cierto es que la centuria del 1900 supuso el despegue definitivo de esta ciudad ribereña del Segura. Tal despegue se produjo gracias a la industrialización que sufrió el municipio con la instalación de las industrias conserveras en el pueblo, la primera de todas ellas en 1919. Diez años más tarde llegaron a Lorquí las primeras escuelas municipales.

   Durante la II República se produjeron las ocupaciones de tierras que poseía en el municipio Juan de la Cierva. Durante la Guerra Civil (1936-1939) esas tierras se colectivizaron bajo el nombre de 'La Arboleda', una colectividad mixta entre UGT y CNT de carácter avícola e industrial. Tras la dictadura del general Franco, en 1979 se eligió la primera corporación municipal democrática. En la actualidad Lorquí es un municipio dinámico que tiene en el cultivo de melocotones, albaricoques y hortalizas la base de su economía.