Pasado musulmán

   La época bajo imperial y el dominio visigodo de la Península Ibérica constituyen un área nula en documentación histórica referente a Ceutí. Los cinco siglos de autoridad musulmana no son más generosos en lo que a restos arqueológicos y escritos se refiere. Al contrario, constituyen otra etapa de la Historia ceutiense parca en documentos. Lo único que se conoce de este periodo, gracias a los textos castellanos tras su llegada en 1243, es el nombre por el que los musulmanes denominaban a Ceutí Alquería de Zepti. El topónimo hace mención al lugar de origen de los fundadores (de Ceuta). Por aquel entonces, Ceutí era una simple alquería, una agrupación de viviendas de un centenar de habitantes, sin cerca defensiva pero que, posiblemente, contase con una mezquita. Sus moradores estarían consagrados al trabajo de la tierra, que ya contaba con un moderno sistema de regadío con norias y acequias, aprovechando la fértil huerta que besaba el río Segura.

   Un territorio, varios señores

   Tras varios años bajo el dominio real, la Alquería de Ceutí fue donada a Don Gil García de Azagra, tras la rebelión mudéjar de 1264-1266. Parece que Don Gil levantó una construcción defensiva en el interior del poblamiento, tal vez sobre una anterior de época islámica. Sin embargo, la Alquería le fue confiscada por emigrar del reino de Murcia, siendo concedida por Alfonso X a Jordán Despuig, 'El Alemán', en el año 1274. Ceutí estuvo bajo el dominio de esta familia durante las dos décadas siguientes, hasta que en 1295 cayó en manos reales. El monarca Sancho IV la entregó al maestre de la Orden de Santiago, Juan de Osórez.

   Con la ocupación aragonesa del reino de Murcia, entre 1296 y 1304, el núcleo de Ceutí estuvo sometido a continuas donaciones entre caballeros catalano-aragoneses, siendo uno de ellos Ramón de Manresa, cuya familia lo reclamaría años después. Una vez finalizado el dominio aragonés, Ceutí volvió a manos de los caballeros de Uclés (casa principal de la Orden de Santiago), quienes, a pesar de todo, tuvieron que luchar con los descendientes de Ramón de Manresa, que reclamaban Ceutí como posesión suya. El litigio se alargó hasta el año 1332, cuando fue finalmente cedido a la familia aragonesa. Pero años más tarde ya había cambiado nuevamente de dueño, la familia Claramunt la retuvo hasta el primer tercio del siglo XV, cuando Pedro Claramunt la dividió entre sus hijos, quienes a su vez dividieron respectivas herencias. De este modo cerró Ceutí su periplo medieval y entró en el siglo XVI, compartido por varios propietarios.