La Catedral de Santa María la Vieja es hoy, tras su larga historia, una amalgama inconexa de restos arquitectónicos de diversas épocas. En ella debió existir un espacio sagrado, aunque no es fácil definir la certeza del asentamiento de un posible núcleo paleocristiano.

     La fachada exterior, tal como la conocemos hoy, datada en 1904, es obra de Víctor Beltrí, realizada en estilo neorrománico. La reforma que hizo en el interior es de tono goticista con ángeles modernistas en los capiteles y las columnas. Más que de una reconstrucción cabe hablar de una nueva construcción en la que se englobaron algunas capillas barrocas y la torre.

     El retablo de alabastro y las bóvedas góticas conservadas en la actualidad (por su morfología parecen corresponder al siglo XVI), son índice de una actividad permanente en el núcleo de la primitiva catedral diocesana. Varias capillas componían el interior del templo, sobresaliendo entre ellas la de los Cuatro Santos y la de la Hermandad del Cristo Moreno.

Fuente: Servicio de Patrimonio Histórico