La Iglesia de Santa María de Gracia se ubica entre dos calles, la del Aire y la de San Miguel, con puertas de entrada en ambas. Fue construida a lo largo de todo el siglo XVIII y sufrió reformas en el XIX y el XX, quedando hasta hoy la fachada sin terminar.

El proyecto primitivo preveía una iglesia de proporciones catedralicias, con tres naves, crucero, capillas laterales y girola, pues iba a ser la heredera de la Catedral Antigua y debía mantener sus aspiraciones de recuperar la sede del Obispado para Cartagena, perdida en el siglo XIII y reclamada por la ciudad desde, por lo menos, el XVI.

En 1777 se llevaba ejecutada la mitad del proyecto y pudo producirse el traspaso de la parroquia. Pero para la construcción de la cabecera ya no se respetó el ambicioso plan original y el presbiterio se levantó donde debía ir el crucero, desapareciendo la gran capilla mayor y la girola previstas. El resultado final se resintió ante estos cambios quedando un espacio un tanto desproporcionado y mal iluminado, aunque en su amplitud refleja la envergadura del proyecto primitivo.

Al igual que tantas iglesias italianas tiene una gran fachada inacabada. Para Santa María se hicieron algunos proyectos pero fue en 1924 cuando el tema de la fachada de Santa María ocupó el interés de los cartageneros y se hicieron unos proyectos para finalizar el exterior de la iglesia uno de Victor Beltrí y otro de Guillermo Martínez y el dibujante Alejandro Escribano. El de estos últimos era de estilo renacentista revestido con cerámica de Talaveraffi.

La fachada estaría flanqueada con dos torres de 40 metros de altura. La puerta principal tiene las figuras de Santiago el Mayor y San Basilio, primer obispo de Cartagena, y en los medallones a Santa María de Gracia y la Virgen del Rosell. En el neoplateresco del edificio había cierto influjo de la Catedral de Murcia.

Beltrí hizo otro proyecto para la iglesia en 1931 con una inspiración muy directa en las obras de la exposición de Sevilla de 1929. El último proyecto de reforma y restauración fue el de Lorenzo Ros en 1943. Es uno de los más importantes y últimos ejercicios neobarrocos de Ros. Para la construcción de la nueva fachada tiene en cuenta la Catedral de Murcia a la vez que repasa el antiguo proyecto de Beltrí. Desgraciadamente el exterior no se hizo pero si las reparaciones y reformas interiores.