Fortificación
La fortificación y los sistemas de protección
El relieve escarpado de la zona norte hace innecesaria la construcción de otros elementos de defensa mientras que en el resto de sectores se aprovechan los testeros de las casas como cierres del poblado. Tan sólo aquellos sectores próximos a la puerta de entrada a la alquería o al camino que lleva a dicho acceso estaban mejor protegidos mediante torres u otros baluartes defensivos. González Simancas hace mención a unos "anchos fosos cortados en tierra firme que parecían abiertos para defender la parte menos escarpada de la colina". Estos datos han podido ser verificados durante la excavación arqueológica: al pie del muro de cierre occidental, y paralelo a él, se sitúa un foso no muy profundo excavado en el subsuelo con la finalidad de proteger este sector
El muro occidental que delimita el caserío tiene una anchura máxima que rebasa el metro y esta sostenido mediante dos contrafuertes perpendiculares que cruzan el foso. En el espacio rectangular comprendido entre los contrafuertes, muro de cierre y el lado occidental del foso se han hallado las improntas de unos maderos tendidos seguramente para conformar un forjado. No sería extraño que este espacio se hubiese utilizado como rudimentaria torre cuya función primordial sería la de controlar el acceso al poblado.
Cercano a este torreón, hacia el este, se ha documentado la cimentación de una pequeña torre de 2'85 por 2'28 mts., construida con piedras irregulares y yeso, que consta de una base macizada hasta un metro de altura sobre la cual se elevan algunos restos del primitivo alzado; dado que la base del torreón está a unos tres metros por debajo del nivel de la calle, es presumible que el alzado del baluarte superase con amplitud esa altura.