Pinturas rupestres del Abrigo del Pozo en Calasparra [Calasparra_Historia]
Pinturas rupestres del Abrigo del Pozo en Calasparra
Puñal íbero de Calasparra [Calasparra_Historia]
Puñal íbero de Calasparra


   Los privilegiados parajes a la orilla de los ríos Segura y Argos

   La ocupación humana del actual municipio de Calasparra cuenta con una antigüedad de miles de años. Prueba de ello son los restos paleolíticos de herramientas encontradas en las terrazas fluviales de los ríos Segura y Argos, así como la existencia de un yacimiento eneolítico a orillas del Segura (La Presa), como demuestra el material funerario encontrado.

   Es precisamente durante el Eneolítico, periodo comprendido entre el final del Neolítico y la aparición de los primeros objetos de bronce, en el que se fechan las pinturas rupestres de tipo esquemático encontradas en el Abrigo del Pozo, situado en la Sierra del Molino, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Distribuidas en varios de los paneles con arte rupestre de los que se compone el yacimiento, se encuentran las pinturas que hacen referencia tanto a animales como a seres humanos. Aunque tienen una antigüedad superior a los 4.000 años, actualmente esta fecha está pendiente de revisión. También durante la Edad del Bronce el ser humano eligió Calasparra para su asentamiento. Así lo han demostrado los hallazgos de cerámica y cazuelas metálicas de los yacimientos de El Castillico o el Cerro de la Virgen.

   La cultura íbera en Calasparra

   A partir del siglo V a.C. comienza a desarrollarse la cultura íbera en el sector Oriental de la Península y Calasparra no es ajena a la presencia de poblados íberos como los del Cerro de la Virgen, Terratremo o Cabezo de las Juntas. En estos lugares se han encontrado importantes restos de esta cultura, tales como armamento, representado en la carismática falcata íbera, puñales y lanzas; así como fragmentos de cerámica, influenciada por la cultura griega. De esta cerámica griega también han quedado testimonios en los poblados, realidad que no es de extrañar, ya que el río Segura fue la vía de comunicación de los comerciantes helénicos para llegar desde la costa hasta las tierras interiores de la actual Jaén.