El primer referente de asentamiento humano se halla en el Puntarrón Chico, en las proximidades de Beniaján, junto a la 'Mina del Agua'. En el cabezo del Puntarrón se halló un poblado argárico, que conservaba algunos hogares, así como piezas de cerámica, cuchillos de sílex, punzones, enterramientos en cista y en tinaja, orfebrería de cobre y bronce. Las piezas más interesantes del yacimiento son un arma de gran hoja metálica y un tonelete cilíndrico. La cultura argárica está comprendida por la Edad del Bronce, y se desarrolla en la zona levantina entre los años 1.700 al 1.200 antes de Cristo.

  Posteriormente se sucede la cultura íbera. Su paso por Beniaján se constata en varias prospecciones arqueológicas, que aún no están suficientemente documentadas. Según parece, se trata de pequeños poblamientos dispersos en las sierras adyacentes.