Beniaján está situada en el sector sudeste de la Huerta de Murcia, a los pies del Parque Regional de Carrascoy y el Valle, extendiéndose por el corredor natural que va desde las cumbres del Puerto del Garruchal hasta la confluencia de los ríos Segura y Guadalentín. Dista 6 kilómetros de la capital regional, con la que se encuentra perfectamente comunicada.
Paisajes de cultivos hortofrutícolas y palmerales en la vega contrastan con la frondosidad
de los pinares de pino carrasco que pueblan la serranía, ofreciendo dos ecosistemas diferentes en poco espacio.
El primer asentamiento humano fue un poblado argárico localizado en el Puntarrón Chico, con posterioridad el pueblo romano fundó una villa rústica bajo el nombre de Vilanova, germen del Beniaján árabe. Este topónimo procede de la unión de dos palabras Beni, que significa 'hijos o descendientes' y Asma o Jayzaran, nombre propio del señor de las tierras donde se asienta la villa.
En el siglo XVII Beniaján deja de pertenecer al Corregimiento de Murcia y alcanza el título de Villa.
El siglo XX supuso el despegue económico e industrial a tenor de una serie de mejoras como la construcción del ferrocarril y su estación en 1884.
La huerta ha sido el principal sustento de los beniajanenses desde su nacimiento como núcleo de población, pero los nuevos tiempos han ido convirtiendo su economía en industrial y actualmente es una de las pedanías más ricas de la Vega del Segura.
Beniaján también es famosa por sus fiestas y tradiciones, como la Semana Santa y su típica tamborada, la Romería de la Virgen del Azahar y los Carnavales, con la centenaria 'salida de máscaras'.