En enero de 1886 la prensa se hacia eco de tres corridas, a celebrar durante las fiestas patronales de septiembre, si bien la noticia no especificaba los toreros ni la ganadería intervinientes.  La plaza, de madera era propiedad de José Templado Fernández. Dos años después las corridas celebradas serian cuatro, siendo los espadas León y José Villaplana, que salieron a hombros. Peor suerte corrieron los banderilleros José Tomas y Antonio Ruiz, cogidos por el toro.

    Pero la afición quería más y propició la construcción de un coso de obra en 1891. Dicho año eran los personajes Domingo Gómez Gómez, alcalde; José Lucas Toledo, médico y Francisco Alarcón Riquelme, el cura. Los vecinos se quejaban, dicho año, de la falta de agua, de las balsas de cocer esparto, junto al puente y de la falta de una carretera hacia Blanca. De este punto se ocupará la Diputación, enviando al ingeniero Julio García.

    El año 1891 no fue un buen año aunque cabe destacar la instalación de una máquina de vapor, traída de Barcelona, para ampliar el regadío en 300 tahullas.

    En la primavera de 1891 daban comienzo las obras, con un diámetro del coso de 36 metros, siendo el diámetro total de 48 metros.

    Se quería inaugurar para San Cosme y San Damian, "mojándole la oreja" a la plaza de Cieza que la construía al tiempo Antonio Galindo.

    La construcción de la plaza de Abarán la dirigía Justo Millán. Nacido en Hellín en 1843 y llega a Murcia en 1879, desarrollando en nuestra región la mayor parte de su vida como arquitecto. Su trabajo, intenso trabajo, lo vemos a lo largo de la región, desde Abarán a Yecla, desde cementerios a iglesias, de teatros a plazas de toros.

    Entre las plazas de toros que diseñó destacan, además de  la de Abarán (1891), Lorca (Sutullena, 1892), Cieza (1891), Murcia (Condomina, 1887) y Paris. Entre los teatros en los que trabajo destacan el Concha Segura de Yecla y el teatro Romea de Murcia, que reconstruyo en 1879 y 1899 tras sendos y terribles incendios. De nueva planta diseñaría y construiría, en 1892, el teatro Circo Villar. Construcciones religiosas realizó varias, desde la terminación de la parroquia de San Bartolomé (Murcia) a la del Rosario en La Unión. Entre ambas, cronológicamente hablando, trabajo en La Caridad de Cartagena, en el Santuario del Castillo de Yecla, San Mateo de Lorca y Rectoral de Santa Catalina, de Murcia, entre otras.

    También se ocupó de obra civil, pública y privada. Destacamos la Lonja de Yecla, Colegio San José de Murcia, Manicomio Provincial, Cárcel, Hospital de San Juan de Dios, casas de Alejandro Marco, Conde de Roche, Ramiro Barnuevo o casas Ruano de Águilas. Aunque llega a Murcia, como decíamos, en 1879, será en 1884 cuando sea nombrado Arquitecto Provincial, permaneciendo en la capital hasta 1898. A partir de esa fecha dirigirá las obras desde su Hellín natal, donde fallecería en 1928.

    El día 23 de marzo de 1891 el arquitecto presentaba al alcalde, Domingo Gómez, el proyecto de una plaza para corridas de vacas. Previamente ya había visitado Abarán, con el fin de elegir el lugar donde ubicarla. Se eligió la zona Norte, próxima a la carretera que partía hacia Cieza, ya que sólo existía una construcción, que se expropiaría, y buenas vías de acceso. Como la diferencia entre una plaza para corridas de toros y una de vacas no era excesiva, presenta las dos propuestas, con barreras, gradas de tendidos, cerca principal y un corral.

    La arena tendría 36 metros de diámetro y el callejón de la barrera mediría 1,50 metros de ancho. La entrada principal la orientó hacia Mediodía y Poniente, situando la presidencia en el centro de la sombra. Entre Levante y Mediodía ubicó la puerta del arrastradero y de forma simétrica la del toril. Ambas tenían acceso a los chiqueros y burladeros. En la zona opuesta a la fachada principal proyectó dos puertas.

    También tuvo en cuenta una cuadra para los caballos, cuarto de toreros y casa para el conserje y retrete. El tendido tenía ocho gradas, siendo la primera la barrera y la última el "tabloncillo"; sobre esta situó la grada cubierta que constaba de cinco gradas. Para la entrada principal diseñó dos escaleras y debajo de ellas las taquillas. Proyectó también dieciocho palcos, si bien podían disminuir en número para ampliar la grada cubierta.

    Teniendo en cuenta si se trataba de una plaza de vacas o de toros, el presupuesto variaba de 15000 a 32000 pesetas, ofreciendo una opción intermedia, con tendido, gradas y corrales, por 23500 pesetas. El edificio podría albergar a 4000 espectadores, pudiendo ampliarse a 4500.