Interior de la iglesia

Templo de planta rectangular, al igual que su cabecera, con tres naves. La nave central está cubierta con bóveda vaída, y las naves laterales con bóveda de cañón con lunetos. La cabecera con bóveda de cañón sencilla y el crucero con cúpula de media naranja sobre pechinas en la que se abren cuatro óculos. La capilla del Baptisterio está cubierta con bóveda de arista.

Dicha cabecera está revestida por el mismo material que se emplea para la mesa del Altar: mármol blanco y crema. En el camarín se encuentra la talla del titular de la iglesia San Juan Evangelista, de mediocre calidad, realizada en 1942 por Tomás Paredes.

Los soportes con los que cuenta la iglesia son pilares cuadrados con pilastras adosadas, cooperando de esta manera a que sus plantas cobren cariz cruciforme. De estos pilares arrancan los arcos fajones y triunfal, todos ellos de medio punto.

A los pies de la iglesia se levanta el coro sobre bóveda de cañón, éste se encuentra iluminado por el vano cuadrangular que se asoma a la calle.

Exterior del templo

Exteriormente esta iglesia presenta en su construcción una austera portada realizada en piedra de sillería sin apenas alguna decoración. El acceso lo configura un arco de medio punto en cuya clave aparece la Cruz de Santiago, bajo cuyo dominio se levantó el templo. El segundo cuerpo se eleva a partir del guardapolvo, que actúa como entablamento, sobre el que se dispone un vano cuadrangular (en la clave del dintel aparece el motivo de las llaves de San Pedro) flanqueado por motivos geométricos decorativos, que consisten en pirámides sobre plintos prismáticos coronadas por bolas. Sobre el dintel del vano aparece de nuevo un guardapolvo repitiéndose los elementos descritos anteriormente a ambos lados de la cruz. Esta ornamentación escurialense de principios del siglo XVII, entronca perfectamente con la que preside la portada de la iglesia de San Miguel de Murcia.

La torre se encuentra situada al lado derecho de la fachada, cuenta con tres cuerpos y doce vanos y está rematada en forma piramidal a manera de chapitel, volviéndose a repetir los motivos geométricos anteriormente citados.

La iglesia contaba con un retablo churrigueresco de 1740, hoy desaparecido. También tenía un púlpito de fundición con escaleras de madera; en el coro había un órgano de octava corta restaurado en 1909 por Enrique Massó Tébar, que se perdería durante la Guerra Civil.