Historia

En el siglo XVIII, debido al crecimiento demográfico, la expansión económica y la importancia dada por la Iglesia a las parroquias, unido al estado de ruina que presentaba el templo de Archena, edificado hacia la primera mitad del siglo XVI, la orden hospitalaria decide la construcción de una nueva iglesia en el mismo solar, aprovechando parte de la estructura ya edificada.

La dirección de la obra se encarga al maestro alarife Gregorio de la Rosa, que también realizaría los trabajos de construcción del Ayuntamiento, el horno y la nueva planta de Los Baños. Las obras dieron comienzo en 1770, aunque no disponemos de planos.

Los edificios de ambas iglesias, la primitiva y la nueva, se unieron en 1785, aunque templo se quedó sin acabar dejando pendientes importantes obras. Hasta 1819 no se reanudaron las obras, previa autorización, mediante real orden del rey Fernando VII a la junta económica de la Orden de San Juan. Pero apenas transcurrido un año se paralizaron, dejando las capillas truncadas hasta el arranque de los arcos. En 1835 no se habían reanudado las obras pendientes y los oficios religiosos se celebraban en la mitad del crucero.

Las obras que faltaban se fueron realizando muy lentamente a lo largo del siglo XIX y parte del XX, gracias a la aportación de los archeneros, y de manera especial de los Vizcondes de Rías.

Por fin en 1889 se terminaron dos capillas y en 1890 fue preciso renovar casi todo el tejado. En 1897 se reconstruyó la sacristía y se edificó un cuarto trastero.

En la actualidad podemos comprobar como la torre gemela de la derecha nunca llegó a concluirse, dando a la iglesia un aspecto inacabado.

La inadecuada utilización durante la guerra civil supuso daños materiales en su interior así como la destrucción de imágenes y el retablo del altar mayor. Posteriormente la pintura que presidía el altar mayor, con la escena de San Juan Bautista pintada por Enrique Salas también ha desaparecido.

Personajes

Vizcondes de Rías. Bienhechores del templo, como así lo atestigua la lápida colocada en una de las paredes de la iglesia. Su generosa aportación contribuyó a que se fueran realizando las obras de terminación del templo.