Emiliano Hernández Carrión, arqueólogo y gran conocedor de la zona, ha realizado un estudio muy detallado de esta emblemática construcción, donde describe el aterrazamiento anejo al pozo, que debió realizarse para desviar las aguas del barranco y ayudar así a las labores de carga del pozo.

Como casi todos los de la Región de Murcia, el Pozo de la Nieve del Carche es de forma cilíndrica, siendo enteramente de piedra y argamasa. Otro estudioso, Capel Saéz, afirma que tiene 12 metros de profundidad. En la actualidad, al no utilizarse y estar su cúpula en mal estado, dejando que entre la tierra y vegetación de circundante, ha hecho que se vaya reduciendo su profundidad.

Esta resguardado con 2 contrafuertes y un anillo de piedras que lo rodean a la altura del aterrazamiento, todo ello con la función de darle protección y resguardar su estructura.

Su parte superior es de forma cónica, formada por piedras extraídas de la zona, que constituyen un conjunto de irregulares proporciones, unidas por un sistema de cal y argamasa. Emiliano Hernández ofrece datos muy interesantes que nos pueden dar una idea de cómo era su interior: ¿ Tiene una altura de 4 metros aproximadamente, un grosor en las paredes de 1,20 en el arranque y culminada con una piedra a modo de clave, trabada con argamasa".

Presenta las improntas de haber tenido un forro de vigas de madera, tanto cuadradas como redondas, que cubrieron toda la cúpula por el interior, sirviendo para reforzar la cúpula y al mismo tiempo defenderla del calor. Tiene tres puertas de carga, todas de forma abocinada, de las que solamente se conservan dos completas y una jamba de la tercera. Están orientadas hacia el sur este y norte, obviamente dos de ellas coincidentes con dos de los lados más accesibles desde las laderas del barranco, y la tercera como ya hemos apuntado sobre la terraza que forma el muro de desviación de las aguas.