La ruta que en la actualidad el visitante puede recorrer es el resultado de la fosilización de un antiguo camino, conocido como camino de Ontur, que unía las localidades del altiplano Murciano con la meseta manchega a través de esta localidad.

Esta ruta ha sido muy transitada a lo largo de la Historia. El hecho de que se documente su poblamiento desde la Prehistoria (abrigo y cazoletas rupestres) no es más que una confirmación de la importancia estratégica de este paso a través de montañas de mediana altura.

A partir de la Edad Media y sobre todo durante la Edad Moderna, producto del auge económico que experimenta esta comarca y concretamente Jumilla, el uso de este camino se revitaliza con el comercio de dos materias primas: la piedra y el esparto.

La fecha clave fue 1454 cuando la localidad pasó a formar parte del marquesado de Villena; desde esa fecha,  la villa viviría un gran desarrollo agrícola y urbano.

El desarrollo agrícola tuvo dos ejes: los cereales y el esparto. El trabajo del esparto, actividad que aún hoy en día tiene gran importancia en Jumilla y del que se puede admirar numerosos objetos en la sección de Etnografía del Museo de esta localidad, tuvo gran importancia durante los siglos XV y XVI. Este era transportado, bien sin trabajar o ya en su elaboración final, a través del mencionado Camino Viejo de Ontur. La industria del esparto sería de nuevo, en el siglo XIX, el motor de la recuperación económica Jumillana tras la Guerra de la Independencia. 

El desarrollo urbano de Jumilla obligo a iniciar la explotación de canteras en su entorno más inmediato. Estas canteras (Santiago y Puntal de la Librería) fueron explotadas intensamente durante un breve periodo de tiempo, quizás menos de 100 años. Sirvió para la construcción de algunos de los edificios emblemáticos de las localidades próximas.