En las cercanías de La Alquería se pueden visitar algunas de las muestras de arte rupestre más destacadas de la Región de Murcia. La ruta de La Cingla, una de las más turísticas ofertadas en Jumilla, incluye dos de los lugares con hallazgos de pinturas rupestres muy cerca de la pedanía. Una de estas muestras se encuentra en la Cueva de El Peliciego, por ser el escondite del famoso bandolero, que a finales del siglo XVIII se refugiaba en estos parajes, aunque también se la conoce como cueva de los Morceguillos (murciélagos).

  Las pinturas las descubrió Juan José Tomás Marcos, periodista del diario Línea en 1936, siendo estudiadas por el investigador Fernández de Avilés, junto a otros especialistas, entre los que cabe destacar también al profesor Fortea Pérez, quien realizó calcos de los restos encontrados. Tratándose de una pintura esquemática, compuesta por trazos muy simples, de los que sólo se conservan algunas muestras, parece difícil identificar qué significan estas pinturas. Se sitúan cronológicamente en el Eneolítico, aunque posteriores excavaciones han hallado restos del Calcolítico en las inmediaciones de la cueva. Las pinturas parecen representar restos de cápridos o, incluso, bisontes. Este yacimiento fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 1998.

  Otra de las muestras de arte rupestre cercanas a esta localidad se encuentra en el Barranco del Buen Aire. Los restos de pinturas de los Abrigos del Buen Aire fueron descubiertos en 1983 de manera casual. Existen dos abrigos, en el I se pueden apreciar pinturas esquemáticas y naturalistas, definiciones que determinan dos estilos distintos. El primero haría mención a figuras de tipo geométrico, como dientes de sierra, triángulos y rombos, mientras que las referencias naturalistas se podrían observar en una serie de figuras, que parecen representar un combate o persecución.

  Este descubrimiento y posterior estudio académico estuvo plagado de interpretaciones de distinto tipo. La dificultad a la hora de definir los trazos y agruparlos para identificarlos, contribuyeron al hecho de que existan distintas versiones sobre a qué corresponden exactamente. La mezcla de figuras animales y humanas pueden referirse a simples escenas de caza o, interpretación muy extendida, a hechos rituales o mistéricos. En todo caso las escenas pueden formar parte de un simple estilo artístico, propio de épocas pretéritas, de las que solo hay estas levísimas muestras.

  Los restos calcolíticos (3000 - 2000 a.C.) encontrados en la cercanía de la cueva matizan la importancia de esta cultura en la comarca, aunque los restos más importantes de este período se encuentran en el paraje de El Prado. En el abrigo II se puede contemplar un total de 11 representaciones, figuras hechas con trazos en color rojo y negro, que representan una escena con cuadrúpedos y figuras antropomorfas. El significado de esta escena no está totalmente aclarado, considerándose la posibilidad de que se trate de escenas en las que intervengan conceptos rituales o religiosos muy antiguos y desconocidos, cuestión que ya hemos visto en los restos del abrigo I del Buen Aire.