Presentación [Recetas_Zarangollo]
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Zarangollo
Zarangollo
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Zarangollo

El Zarangollo es uno de los platos más típicos de la cocina murciana, donde ocupa un lugar destacado. Se trata de uno de los platos huertanos por excelencia, completo y rico en cuanto a los hidratos de carbono que proporcionan sus ingredientes.

Si por algo se caracteriza la gastronomía murciana es por la degustación de sus  platos típicos elaborados con los frutos de su huerta. A lo largo de los siglos el huertano ha sabido sacar el máximo provecho a todos aquellos productos que le ofrecía la tierra en la que vivía, añadiéndoles una dosis importante de imaginación y creatividad que han confluido en una completa y sabrosa cocina.

La sal, pimienta y orégano que visten el zarangollo proporcionan el toque exacto para hacer de él uno de los bocados más representativos del recetario murciano.

No tiene demasiada dificultad a la hora de elaboralo, sólo hay que estar dotado del cuidado y la paciencia suficientes de llegar al punto exacto para su degustación.

Ingredientes para 4 comensales

Un kilo de calabacines

500 gramos de cebolla

200 gramos de aceite (aproximadamente)

Sal

3 huevos

Medio vaso de agua

Modo de elaboración

Paso 1: La cocción de los ingredientes

- En una cazuela con aceite y un poco de agua y sal se ponen a freír a fuego muy lento la cebolla en juliana. Se deja cocer muy lentamente hasta que la cebolla comience a estar blanda, agregándose entonces los calabacines, cortados en rodajas muy finas. Se dan unas vueltas para que se mezcle y se continúa la cocción a fuego lento, con la cazuela tapada, durante unos veinte minutos.

Paso 2: Añadir los huevos

- Cuando ambos están tiernos y dorados se escurren, batiendo por otro lado los huevos, que se echan a otro recipiente donde una vez batidos se les añaden la cebolla y calabacines.

Paso 3: Para concluir

- Cuando todos los ingredientes removidos quedan bien cuajados se les da el último toque con la sal y el orégano, quedando todo listo para servir.

Presentación en mesa y acompañamiento

Usualmente el zarangollo se presenta en mesa como aperitivo o tapa en cualquier comida. Se distribuye en pequeños cuencos individuales. También puede ofrecerse como un segundo plato, si se presenta en una fuente para que cada comensal se sirva.

Pueden tostarse o freír rebanadas de pan complementándolas con una ración de zarangollo.

En ocasiones a este plato se le incorporan patatas si se desea.

Entre los condimentos para adherir al zarangollo no suelen faltar además de la sal, la pimienta y el orégano, y habitualmente también ajo.

Variantes gastronómicas

Tradicionalmente la escasez de alimentos en distintas épocas de la historia murciana han condicionado el surgimiento de variedades a la hora de cocinar un determinado plato.

El añadir patatas al zarangollo deriva del recurso antiguamente utilizado de sustituir la ausencia de calabacines por este otro producto, más abundante en la zona huertana. También existe la costumbre de elaborar este entrante sin huevo, lo que respondería a la costumbre de hacer el zarangollo aún faltando este ingrediente. Esta otra forma de elaborar el zarangollo es igualmente típica en la huerta murciana, cocinándose del mismo modo.

Otras variantes añaden al zarangollo pimiento rojo y tomates para hacerlo más sabroso, aunque apartándose de lo que marcan los cánones huertanos.

Por otro lado, en Fortuna se llama zarangollo a un guiso de patata, cebolla y caracoles.

Otras modalidades de zarangollo

En algunos lugares de Murcia existen variedades como el pastel de zarangollo con salsa de pimentón. Este plato, elaborado por ejemplo en Monteagudo, consiste en la tradicional fritada hecha pastel, acompañada de embutidos de la matanza y una salsa del típico pimiento rojo dulce de Murcia. Se elabora de la misma manera que el zarangollo tradicional, sólo que la preparación final se hace en capas: una de morcón, seguida de otra de zarangollo, otra de morcillas sin piel, nuevamente otra de zarangollo. Se cocina en el horno y se cubre con una salsa compuesta por las verduras utilizadas, pimentón, ñoras y nata líquida.

Otra original variante es la del zarangollo en dulce. Se intercambia el popular entrante por un postre. Se carameliza la cebolla y el calabacín, hirviendo estos productos y añadiéndoles mantequilla, aceite, canela en polvo y azúcar. Tras hornearlo se le agrega una crema inglesa hecha a base de leche con semillas de vainas de vainilla y hojas de gelatina. Este plato se toma en frío.