Miranda

Los poco más de cuarenta metros sobre el nivel del mar de esta diputación le confieren unos paisajes típicos de la llanura cartagenera. Una llanura en la que apenas hay accidentes geográficos relevantes, a excepción de sus áreas de rambla, algo habitual, por otra parte, en áreas de campo de secano.

La Rambla de Miranda, que ocupa una superficie total de 103,92 kilómetros, recoge las aguas de ramblizos como los de la periferia de la vecina Aljorra, la rambla del Saladillo, la de los rebollos y la de los Simonetes. Discurre por el paraje de Torre de los Avileses y cruza la carretera nacional 301, desembocando en el Mar Menor, entre Los Alcázares y Los Urrutias.

Las repetidas e históricas avenidas de la rambla no han causado grandes daños a la población, ya que siempre se encontró alejada de ella, pero si afectó gravemente a los cultivos de secano, que en multitud de ocasiones se perdieron causa de las riadas.

Flora y Fauna

Los parajes miranderos se han visto siempre poblados con productos de cultivo intensivo. Antiguamente sus campos de secano se veían llenos de cereal y pastos para el ganado, siendo muchas las familias de terratenientes cartageneros que tenían aquí propiedades.

Junto a los cultivos se extiende una vegetación xerofítica de tipo mediterráneo, aunque no muy abundante. Las zonas no cultivadas tienen ejemplos de lentisco, espino negro, palmito y esporádicos pinos carrascos, palmeras y algarrobos, además de juncos y algún taray en la Rambla.

Eran frecuentes incluso a mediados del siglo XX las cabañas de ganado caprino que cruzaban la rambla en busca de pastos, pero son poco habituales hoy día y muchas veces se trata de ganados de diputaciones vecinas.

La fauna del lugar se limita a la población avícola clásica de mirlos, gorriones comunes, palomas torcaces etc., y reptiles usuales como el lagarto ocelado, la culebra de herradura o las distintas lagartijas que comparten ámbito con roedores pequeños como el ratón de campo.