Villa Esperanza, un lujo en Barrio Peral

En el año 1897 Sandalio adquirió algunos solares en Barrio Peral con la intención de construir un Palacete en el que vivir alejado del bullicio del centro de la ciudad con su familia, pero quería que fuera una sorpresa para su esposa Matilde.

En el año 1900 concluyeron las labores de construcción de Villa Esperanza, casa palacete ubicada en la manzana que acogen las calles Mayor, Mercader, Floridablanca y Marineros de Peral, en el Barrio Peral de Cartagena.

Estructura, arquitectura y decoración interior

Esta formada por un cuerpo central con dos pisos y ático, con dos bloques adosados a derecha e izquierda que sobresalen del cuerpo central en altura y hacia los jardines de la parte posterior de la casa. La casa es de color rojo, y su decoración pintada simula ladrillos, cenefas, balcones, ventanas, cortinajes y balaustradas.

El interior era un derroche de fantasía y decoración y existían numerosas obras de arte, una de las cuales llamaba poderosamente la atención por tratarse de una pareja de nativos filipinos subidos a una columna, tallados en madera y con la indumentaria típica de su país. Tenían un tamaño de algo más de un metro, con un brazo en alto portaban un ramillete de luces.

Otra de las figuras más interesantes de la colección de Sandalio era la talla en ébano de un negro de cuba a tamaño natural. La figura estaba vestida de etiqueta con zapatos de charol, y portaba en su mano izquierda unos guantes, mientras que la derecha mostraba una chistera.

Existían en las cocheras de la casa varios tipos de carruajes y un coche a motor.

Otro de los atractivos de Villa Esperanza era el belén que se montaba para Navidad. Al margen de las figuras típicas de cualquier belén, el de la familia Alcantud contaba con figuras de las monjas del colegio de “San Miguel”, al que acudían sus hijas. Los trajes para estas figurillas eran diseñados por doña Matilde y sus costureras los confeccionaban. Incluso era un belén con movimiento, de los pocos que se podían ver en la comarca del Campo de Cartagena.

Además de la construcción de la casa, Sandalio edificó otras de más modesta planta alrededor de la suya, en las que ubicaría a su servicio personal. Entre este servicio se encontraban costureras, lavanderas, mozos de cuadra y personal variado en las viviendas de la calle Mercader. Además, realizó otras dos viviendas en las inmediaciones para familias de su confianza.

La actualidad de Villa Esperanza

Tras la venta de la casa por parte de la familia Alcantud, avanzado el siglo XX, Villa Esperanza se convirtió en un jardín de infancia en su planta baja, dividiéndose la planta superior en dos viviendas.

Después de unos años de abandono y desdicha la casa estuvo a punto de ser demolida. Sólo un intrépido y emprendedor vecino del Estrecho de San Ginés, Pepe Piñero, se decidió a comprar Villa Esperanza.

En apenas un año, tras una dura restauración por parte de la familia Piñero, lo que eran paredes cochambrosas, suelos levantados y muros caídos se ha transformado en la fiel imagen de la casa-palacete que en 1900 había construido Sandalio Alcantud.

Tras esta restauración, Pepe Piñero, peralino de adopción, instaló una cafetería-coctelería que acoge lugares privados de reunión, biblioteca y sala de exposiciones para cualquier amante del arte, la restauración, la literatura y la historia.

En los pasillos de Villa Esperanza se pueden contemplar los retratos de Sandalio Alcantud y Matilde, en un lugar preferente de la nueva vida de esta gran Villa, realizados por la artista cartagenera Encarna Susarte.