El declive del monasterio comenzó a finales del siglo XVIII, siendo abandonado en el siglo XIX, cuando las leyes de desamortización de Mendizábal en 1835 lo convirtieron en una casa de labranza. Paralelamente a este declive del monasterio se produce a principios del siglo XIX un resurgir de la minería, lo que propició la llegada de nuevos habitantes a estas tierras, engrosando las poblaciones de San Ginés de la Jara y Beal.

  Al mismo tiempo, y a raíz del crecimiento demográfico, se crean nuevos asentamientos como El Llano del Beal, que pronto se convertirá en el caserío más importante de la zona. Tanto es así que en 1911 Pablo Iglesias, fundador del PSOE, asiste a la inauguración de su Casa del Pueblo. En 1920 la diputación de El Beal contaba con más de seis mil habitantes, repartidos en distintos caseríos, algunos de los cuales han desaparecido en la actualidad, como es el caso de Los Blancos. A finales de la década de los 20' la actividad minera desciende, hasta que se produce un éxodo masivo de la población.

  En 1957 se instala en la zona la Sociedad Minero-Metalúrgica de Peñarroya, recuperando la minería mediante explotaciones a cielo abierto, con el consiguiente impacto paisajístico y medioambiental. A finales de los años 80' el agotamiento de los recursos y lo insostenible de la situación produjeron el fin de la actividad minera, con la consecuente regresión demográfica.

  Las poblaciones más significativas son el Llano del Beal, Beal y el Estrecho de San Ginés. De ellas la más poblada es el Llano del Beal, que se puede considerar un 'pueblo dormitorio', ya que muchos de sus habitantes trabajan en las localidades cercanas, como La Unión. Actualmente el número de habitantes de la zona ha descendido con respecto al de los años de esplendor de la minería, trabajando muchos de ellos en las industrias de localidades cercanas o en el sector servicios. Asimismo, la tranquilidad de la zona y sus recursos naturales y culturales han propiciado el desarrollo del turismo rural.