El siglo XIX. Importancia de la agricultura
En el siglo XIX los habitantes del Raiguero mantuvieron su modo de vida tradicional. El pilar básico continuaba siendo la agricultura, que también determinó la geografía urbana de la localidad consistente en un poblamiento disperso, en el que se procedía a la edificación de viviendas en lugares próximos a las grandes extensiones de cultivo.
Debido al incremento poblacional se construyó una ermita en las proximidades de la Loma de Aguaderas, la Ermita de la Araña. Éste es un curioso templo con formas oblicuas y líneas discontinuas, del que destaca el altar realizado en piedra denominado por los lugareños la 'Piedra del Muerto', ya que en él se disponían los féretros tras los funerales oficiados en la ermita, siendo también el lugar donde se congregaban los asistentes al finalizar el sepelio para orar por el difunto, dentro de una atmósfera espiritual y trascendente, similar a la que el templo adquiría con ocasión de eventos señalados como los Cantos de Ánimas.
El siglo XX
Ya en el siglo XX, después de la Guerra Civil Española (1936-39), se construiría la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán sobre las ruinas del antiguo oratorio destruido durante el conflicto, edificio que sería reformado con la remoción de las techumbres y la colocación de un nuevo campanario en la década de los 90'.
De época de posguerra, en los años 50', también data la construcción de las Escuelas Unitarias de Raiguero Alto y Raiguero Bajo. Desde el punto de vista económico, la pedanía experimentó un repunte de la importancia de su agricultura en las décadas de los 80' y 90', gracias a la modernización de las infraestructuras para el regadío, que incluía nuevos sistemas de irrigación, conducciones más fiables, y la realización de obras para embalsar el agua. Avances técnicos que suponen para la pedanía una intensificación de sus producciones agrícolas y ganaderas, simultáneamente a la mejora de las comunicaciones, al facilitarse los accesos a la localidad con el asfaltado de los caminos.
