En 1636 tiene lugar la fundación de la Iglesia parroquial de Corvera, dedicada a la Virgen del Rosario, advocación vinculada a la orden dominica y difundida por Roma desde finales del XVI. La iglesia de Corvera sería la referencia en los sacramentales para las localidades vecinas y bajo la administración de la villa.
Corvera dependía del Concejo de Murcia, como muchas otras áreas del campo, y en 1713 se define como un señorío secular con alcalde pedáneo, una situación ventajosa, si pensamos que muchas villas no llegaban a tener alcaldes.
Tal era la relevancia de Corvera que en 1772 quedaron bajo su administración numerosas poblaciones colindantes: Los Martínez, Campuzano, Balsa de Aledo, Baños y Mendigo, Lo Jurado, Ventanas, Valladolises, Balsapintada, Lobosillo, Truyols y Doña Lucía. De esta época son la remodelación de muchos de sus antiguos aljibes y de caseríos de fincas como Casa Torrica.
En 1820, durante el Trienio Liberal, y como ocurriera en otras localidades, Corvera se independiza de Murcia y pasa a constituir un Ayuntamiento propio, que administraría las villas mencionadas en la época del XVIII y algunas más. Pero este esfuerzo de administración local cesaría en 1834, momento en el que vuelve a agregarse a Murcia, con una población de algo más de ochocientos habitantes dedicada a la producción de cereal, aceite y ganado bovino, en los distintos caseríos dispersos por su amplio territorio, también dedicado a la caza.
La despoblación de Corvera a lo largo del siglo XX y el crecimiento de los pueblos que antes formaban parte su geografía, como Lobosillo o Valladolises, irían reduciendo el territorio de Corvera hasta la configuración actual, que mantiene tres parajes: Los Brianes, Las Casicas y Los García.