La cocina árabe de Al-AndalusAunque como hemos visto anteriormente la miel ha sido un alimento consumido por el hombre desde tiempos prehistóricos, sin embargo, las primeras referencias históricas del consumo de miel proceden del antiguo Egipto en donde se conservaba el dulce producto en vasijas cerradas con tapones sellados con cera. También eran muy populares las tortas de trigo untadas en una especie de mermelada de dátiles y miel.

Fenicios y cartagineses también consumían y comerciaban con dicho producto, como queda constancia en la segunda lamentación por la caída de Tiro de Ezequiel (27, 17-18), en la que señala el profeta el floreciente comercio de esta ciudad que compraba trigo, miel, aceite y resina a Israel.

Los griegos también la utilizaron profusamente como endulzante de numerosos platos e, incluso, como ingrediente de platos salados, así como de una especie de torta de harina de cebada muy popular en aquella época.

El célebre Apicio incluye miel en muchas de sus 468 recetas de cocina y, según la investigadora francesa Mireille Corbier, es el cuarto producto por orden de frecuencia en dichas recetas tras la pimienta, el garum y el aceite. También célebres para los romanos eran los vinos con miel servidos en la gustatio de las cenas.

La cocina árabe de Al-Andalus utiliza para elaborar su pastelería pocos huevos y muchas almendras, nueces, pistachos, dátiles, azúcar y miel y especias como la canela y el azafrán. No olvidemos que el azúcar fue introducida en Europa por los árabes. La miel, además de formar parte de la masa de estos dulces, era un ingrediente esencial en el exterior, ya que bañaban muchos pasteles y buñuelos, después de cocidos, con miel. Así, la almojábana, un típico dulce de la Vega Baja del Segura hecho con una masa horneada de harina, azúcar, huevos y aceite, sólo adquiere su toque esencial cuando se bañan estos rollos en miel o aguamiel. Por cierto, que estos dulces probablemente fueron introducidos por los repobladores Aragoneses tras la conquista del Reino de Valencia por Jaime I, que a su vez los asimilarían de los mudéjares,  ya que en dichas tierras todavía hoy se elabora un dulce muy similar conocido como almojábena.

También los judíos españoles en la Edad Media eran muy aficionados a consumir miel, como queda constancia en numerosos autos de la Inquisición, en los que se menciona a menudo las 'meladas' o rebanadas de pan con miel como uno de los alimentos que consumían en sus celebraciones.

En los siglos XII y XIII, los reinos y condados cristianos del norte peninsular únicamente podían endulzar sus platos con miel, ya que el azúcar era un producto muy caro ya que sólo lo fabricaban los árabes en el sur.

Posteriormente, en los siglos IV y XV, lo dulce pasa a ser muy valorado, hasta el punto de que, de acuerdo con Galeno, se tiene la creencia de que 'os alimentos menos dulces requieren mejor preparación, para hacerse dulces y similares a los que alimentan'. De modo que toda cocina se entiende como una operación de endulzamiento. Sopas, entrantes, asados o postres, todo con azúcar o miel. Quizás de ésta época provenga la costumbre que existe en el noroeste murciano de añadir miel a los asados de cordero o cabrito.

Será a partir del siglo XVII cuando los dulces tienden a concentrarse al final de las comidas.

 Colmena antigua de corcho