La riqueza natural de Cope se centra de manera especial en la geografía de su cabo, declarado de Interés Geológico. Se trata de un saliente de tierra y roca cálcica que se adentra en el mar desde el interior del gran Golfo de Vera, que se extiende desde Cabo de Palos hasta Cabo de Gata. No hay que olvidar que al norte de Cabo Cope se extiende Cabo Tiñoso, con fondos arenosos de hasta 30 metros de profundidad.

Ya en los siglos XIV y XV los nobles, e incluso la corona de Castilla, estaban interesados en las rapaces que anidaban en los precipicios de Cabo Cope puesto que eran muy apreciadas en el arte de la cetrería como aves de caza.

Los desprendimientos de rocas de los acantilados del cabo van formando toda una red de grutas que albergan una gran riqueza de fauna y flora, siendo muy apreciada por los aficionados al submarinismo el biotopo subacuatico.

Entre los claros arenosos de las rocas y las paredes de los acantilados existen grandes paredes de Posidonia oceanica. Las corrientes marinas que aquí confluyen han dotado a la zona de numerosas especies subacuáticas que se extienden a través de las distintas cuevas que se pueden visitar buceando.

Son varias las zonas apreciadas por los buceadores, El Montoya, Cueva de la Virgen, Cueva de Mármol, Ruta de los Barcos, Piedra de la Holandesa, Isla del Fraile y La Catedral. La inmersión proporciona a los buceadores el disfrute de especies como las barracudas, los dentones, los peces luna, los congrios, o las más conocidas en la gastronomía, sepias, pulpos, gambas o sardinas. La flora marina de estas cuevas abunda en distintas especies de nudibranqueos y esponjas.