Santa Cruz sigue teniendo un gran porcentaje de su territorio dedicado a los cultivos de regadío, en su paisaje se hacen habituales los cítricos, limón y naranja, además de las hortalizas como el pimiento, la espinaca, la acelga, la col, la coliflor, la alcachofa o las habas.
La virtud de la tierra que rodea la localidad, como en toda la huerta murciana, es la de ser muy favorable a estos cultivos de hortalizas. El soporte litológico de estos suelos se generó en el cuaternario, durante las avenidas de los ríos Segura y Guadalentín, que colmataron la fractura estatigráfica que se situaba en lo que hoy día es el Valle de Murcia.
Arcillas, margas, arenas, areniscas y calizas componen estos suelos, de carácter calizo, con un contenido de entre el 40 y el 45% de carbonato cálcico. Un contenido en materia orgánica por encima del 2% favorece el uso agrícola del mismo.
Las características del terreno y las estructuras hídricas que atraviesan la zona son determinantes para el surgir de distintas especies. Así, junto a las veredas de los reguerones y acequias es fácil divisar grupos de palmeras y alamedas con algo de sotobosque ribereño.
Flora
Carrizales, juncales, siemprevivas, albardinales, tarays y una gran cantidad de hierbas espontáneas como gramíneas o aromáticas como la hierbabuena o la menta poleo, completan el paisaje de flora de Santa Cruz.
Fauna
La fauna se limita, además de a las especies domésticas, a aquellas que se han adaptado a los medios urbanizados, siendo las especies avícolas las más abundantes con sus gorriones comunes o molineros, los carboneros cabecinegros, los verderones y, de forma esporádica, las abubillas o los petirrojos.
Los reptiles y anfibios son el otro grupo mayoritario entre la fauna huertana, en el caso de las ranas verdes comunes pueden divisarse cerca de las acequias y canales de riego, así como las culebrillas ciegas.