La Ñora

Nació en La Ñora un 14 de julio de 1779, como así lo atestigua su partida de bautismo:

"En esta Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. Del Socorro del lugar de La Ñora, en diez y ocho de julio de mil setecientos setenta y nueve años, yo don Bernabé Gil, presbítero del dicho lugar ex comissione parochi, bauticé solemnemente y chrismé un niño que nació el día catorce de dicho mes a las nueve de la noche, a quien puse los nombres de Buenaventura, Joaquín, Joseph, Teodoro, hijo legítimo de Pablo Cano, natural de dicho lugar y Ana Torrente de Algezares; fueron sus abuelos paternos, Gaspar Cano del referido lugar de La Ñora, y María Palomero de la ciudad de Orán; y los maternos Valentín Torrente del dicho Algezares, y Beatriz de Cáceres, de dicha ciudad de Orán, fueron sus compadres, Francisca Cano Palomero, e Isidoro Cáceres su mujer, a quienes advertí la obligación y parentesco espiritual contraído; siendo testigos Joseph Sánchez y Pedro Sánchez Gil; y en fe de ello firmé. Don Bernabé Gil. Don Fernando Gil, párroco" (Libro 5 bautismo folio 173, nº 31)

Buenaventura Cano, creció en una familia con once hermanos e ingresó en la Orden Mercedaria a los 15 años, siendo ordenado presbítero el 17 de diciembre de 1803 por el obispo don Victoriano López Gonzalo.

Obtuvo la titulación en Filosofía el 27 de agosto de 1803 en la ciudad de Sevilla, y el 7 de septiembre de ese mismo año consiguió en Murcia la de Lector en Artes, titulación referida a un compendio de estudios de letras. La titulación de Sagrada Teología la obtendría el 12 de septiembre de 1807.

Fue profesor en Murcia durante tres años de Filosofía, y durante ocho de Teología, actuando también como Examinador Sinodal en la diócesis de Cartagena.

En el año 1811 sería nombrado Comendador del convento carmelita de Murcia, siendo reelegido en 1816. En el capítulo Provincial de la orden, en la ciudad de Écija, en marzo del año 1819, fue designado Comendador de Cartagena, y al ser suprimidas las órdenes religiosas en 1821, durante los sucesos políticos del Trienio Liberal, el padre Cano lejos de secularizarse, como muchos otros frailes, se trasladó al convento de Santa Lucía de Elche vestido con hábitos.

Pasado el Trienio Liberal y aprobada la Constitución, el 2 de septiembre de 1823 sería nombrado por tercera vez Comendador de Murcia, orientando su trabajo a la restauración de la vida monacal en los monasterios de la diócesis después de los difíciles años vividos.

El Capítulo Provincial de la Orden Carmelita celebrado en agosto de 1824 en la ciudad de Granada, fue elegido Prefecto de Estudios, y el 16 de octubre del mismo año en el capítulo general de Málaga se le nombra Procurador General de la Orden ante la Santa Sede, cargo que desempeñaría hasta su muerte,

En 1827, y tras seguir la diestra carrera eclesiástica de este carmelita, fue nombrado Consultor del Santo Oficio por el Papa León XII.

Aunque su nuevo puesto lo obligaba a una estancia perpetua en Roma, sabemos que visitó Murcia, quizá el 9 de septiembre de 1833, ya que un documento ante el notario Manuel Bocio López expresaba: "teniendo que pasar a Roma a la celebración de su consagración episcopal", se apresuraba a hacer testamento y otorgaba poderes para la administración de todos sus bienes que poseía en Murcia y su jurisdicción, al Padre Presentador Francisco Carrión, Comendador del Convento de Nuestra Señora de las Mercedes de Murcia, cediendo en usufructo durante su vida, "como gratitud por los favores y beneficios que le ha dispensado", a doña María Leocadia Menchirón y Buitrago, una casa y huerto que posee en La Ñora, que a su muerte pasaría a la comunidad del convento de la Merced de Murcia.

Tras tan larga vida dedicada a la vida religiosa y, concretamente, a la orden mercedaria, fue nombrado obispo de Magido, región situada al sureste de la costa de la actual Turquía, por el Papa Gregorio XVI, quien consideraba a padre Buenventura un amigo personal. Este cargo se hizo efectivo el 29 de julio de 1835, consagrándolo el cardenal Francisco Tiberi, pronuncio apostólico en Madrid.

Pocos años después de su nombramiento como obispo, el 4 de agosto de 1838, Fray Buenaventura Cano fallecía en el Convento de San Adrián de Roma, y allí descansan sus restos.

Hace no muchos años, en la parroquia de Nuestra Señora del Socorro de La Ñora, se ornamentaron unos muros con los escudos episcopales de Fray Buenaventura y de otro obispo hijo de la villa, el actual arzobispo de Burgos monseñor Francisco Gil Hellín. De esta manera la pedanía rinde tributo a un pasado y a un presente muy ligado a la Iglesia y sus instituciones jerárquicas.