D. Gabriel Dávalos: padre de Alberca de las Torres

  A finales del siglo XVI surge Alberca de las Torres como núcleo poblacional con entidad. La documentación de esta época presenta este poblamiento bajo la denominación de 'el lugar del Alberca' o 'el lugar de D. Gabriel Dávalos', ya que las viviendas se encontraban dentro del perímetro correspondiente a la heredad o finca de D. Gabriel. La construcción de viviendas destinadas a sirvientes, labradores y arrendadores en torno a la Torre de los Dávalos supone el germen de la actual pedanía.

  El nombre de 'Alberca de las Torres' deriva de la presencia de altas torres, que ornamentaban la casa del señor del lugar, así como la existencia de una gran alberca o estanque. Esta designación adquirió carta de naturaleza en la escritura del 22 de diciembre de 1628, fecha en la que se segregaba de Murcia y se constituía en Ayuntamiento propio. En el año 1713 Alberca de las Torres era incluida dentro del partido de Murcia como una villa de señorío con alcalde ordinario, perteneciendo a la condesa de Ayala, de la que pasará a las manos de diversas personalidades como el duque de Veragua, el de Berwick y el de Alba.

  La edificación de la Ermita de Nuestra Señora del Rosario

  Los poseedores del mayorazgo erigieron en 1613 una ermita dedicada a Nuestra Señora del Rosario, dependiente de la parroquia de El Palmar. En 1629 Alberca de las Torres pasaba a convertirse en villa de señorío al comprarlo don Gabriel Dávalos al Rey Felipe IV, quien dotó a la ermita de pila bautismal en 1635. Pronto la ermita se tornó insuficiente para albergar al cada vez mayor número de feligreses, por lo que se decidió la construcción de un templo, que quedó finalizado en 1666. Algunos años más tarde, al nuevo templo se le anexionó una capellanía, dotada de abundantes bienes y que subsistiría hasta 1854.