La Historia de Mazarrón apenas contiene datos o referencias que nos aventuren cómo se gestó la pequeña población de El Saladillo. Contamos con los recuerdos de los escasos habitantes del antiguo núcleo poblacional y de los viejos edificios, que en su día participaron de los escasos recursos económicos del lugar, dedicado por siglos al cereal y el esparto.

  Si tenemos en cuenta la Historia general de Mazarrón, y en concreto el interés durante el siglo XVI por los recursos mineros mazarroneros, y del producto principal de extracción, la almagra, podemos entender este aparente vacío en la Historia de zonas geográficas que, como El Saladillo, solo podían dedicarse a los monocultivos de sus tierras de secano.

  Esta localidad quedaba muy alejada de los centros de producción minera. Sus distintas fincas, a lo largo de los siglos, se concentraron en el cereal y el procesamiento del mismo a través de sus molinos de viento harineros, molinos de los que hoy día podemos ver sus restos en el paisaje del entorno, como el molino de Miguel Rancho o el del Tío Carpo.

  La industria del esparto

  Además de los cultivos de cereal existía también una destacada producción de esparto, que era la base para una industria de la que aún se conservan alguno de los secaderos y fábricas, que manufacturaban un producto que durante siglos formó parte de la vida profesional y cotidiana de la sociedad mediterránea; recordamos cómo en las prospecciones arqueológicas de las antiguas minas de Coto Fortuna se hallaron utensilios de esparto utilizados por los antiguos romanos, y aún en el siglo XIX seguía utilizándose para fabricar desde calzado hasta capazas y cuerdas. La Compañía de Jesús pudo tener arrendadas tierras en el lugar, ya que todavía se guardan viejos recuerdos de las transacciones económicas, en las que mediaban los jesuitas para llevar a Murcia y otras localidades producciones de cereal y de esparto.

  La noticia de un vía crucis  conocido como el camino de los pasos, con cruces de madera dentro de pequeñas hornacinas en los alrededores de la pedanía, camino muy cercano a la actual ruta número trece de senderismo que lleva hasta el Cabezo del Cantalar, nos hace preguntarnos si este vía crucis, tan parecido a la tipología introducida por los franciscanos en Murcia, tiene algo que ver con la ermita del Saladillo, dedicada a San Antonio, santo franciscano, o es el recuerdo de la actividad de los jesuitas en la zona.

  Lugar de tránsito

  Sabemos que El Saladillo fue lugar de paso para los viajeros que salían desde Mazarrón o querían llegar hasta la ciudad a través de antiguos caminos, que pasaban por el municipio vecino de Fuente Álamo. La venta del molino del Tío Carpo fue estación de postas, donde los carruajes podían cambiar de caballos y hacer parada. Este dato podría explicarse por el paso de un camino real en el área noreste de la localidad, vía que seguía una ruta hacia las localidades fuentealaminas de Las Palas y La Pinilla.

  Todos estos datos, aparentemente inconexos, nos dibujan una Historia escueta para una población muy pequeña y dispersa que, mientras tuvo oportunidad, pudo dedicarse a los cultivos de secano, que le proporcionaba una tierra hosca y unos recursos hídricos escasos y con concentración salina en el caso de los pozos artesianos. Lugar de paso que hoy día, en su antiguo núcleo, sigue esperando al viajero ahora, ya en rutas de senderismo o en excursiones al litoral mazarronero.