Los restos de estructuras

Situado a la izquierda del Quipar, en lado opuesto del poblado de Villares, presenta un acceso muy difícil por su lado Este, dado el profundo encajonamiento del río que ha excavado su cauce en las calizas de la montaña. En aquellos sitios donde las defensas naturales no sirven para proteger el poblado, levantaron una muralla de doble hilera de piedras, rellenas con tierra y ripio, de más de dos metros de anchura, y que reforzaron en la zona próxima al acceso a la ciudad. En su interior se observan restos de viviendas y alineaciones de calles. Los restos de las estructuras son similares a los de Villares; muros cuya cimentación y zócalo son construidos en mampostería mientras que el resto del alzado se levantaba con adobes. En ocasiones, la piedra aparece con marcas de haber sido trabajada; es probable que utilizaran también la propia roca de la cumbre de la montaña para extraer piedra con la que construir su muralla y las casas.

Un poblado con varios siglos de ocupación

El poblado estuvo en uso durante un largo periodo de tiempo que documentan los materiales encontrados en superficie.; la cerámica documentada en superficie (fragmentos pintados con decoraciones geométricas como semicírculos, ziz-zag, bandas ¿etc e incluso con representaciones zoomorfas y antropomorfas) ofrecen una cronología que abarca desde el siglo V  a.C hasta bien avanzada la romanización (s. I a.C), fechas en las que el poblado debió abandonarse, aunque las causas que expliquen este último hecho no se conocen aún.  De éste último momento romano, se ha encontrado fragmentos de importaciones campanienses que atestiguan una ocupación de este poblado, aunque probablemente de manera residual durante el último siglo de nuestra era.

Un final convulso

En época romana, al menos desde el siglo I d.C, el poblamiento romano debió desplazarse a otro lugar; toda esta comarca debió sufrir las convulsiones políticas y militares provocadas por la guerra civil entre Pompeyo y Julio; la existencia de al menos dos castellum fortificados en Archivel y Barranda lo documentan; falta por saber si los indígenas se aliaron con uno de los dos bandos, si buscaron la protección de uno de ellos, y si su alianza fue con el bando perdedor, lo que explicaría el abandono y destrucción de los poblados.